El diario plural del Zulia

Un muro de piedra, por Jesús Salom Crespo

Todo comienzo es difícil. A menudo repetimos esta conseja popular y el inicio del 2018 no es la excepción. La continuidad de la compleja y grave crisis que nos agobia hace irrespirable el aire del entorno. Los problemas socio-económicos se disparan a niveles inaceptables y la calidad de vida se deteriora de manera alarmante. ¿Qué hacer? ¿Cómo enfrentarlos? Quedarnos petrificados ante las dificultades no es una opción. Tenemos que salir del fatalismo paralizante que nos envuelve y amenaza con triturar el espíritu de lucha que nos caracteriza.

Quienes fungimos como jefes de familia tenemos que armarnos de valor para enfrentar la grave problemática del presupuesto familiar y su financiamiento, sin importar el nivel de ingreso. Tratar de lograr la mejor calidad de vida posible para la familia pasa por establecer prioridades y hacer sacrificios particulares en nuestras preferencias de productos, bienes y servicios. Estos cambios son ineludibles debido, entre otros factores, a la escasez de oferta de productos y al incremento vertiginoso de sus precios que merma drásticamente nuestra capacidad de compra. Nos empobrece.

Es la dura lucha cotidiana por mantener o recuperar la solvencia financiera. La tenacidad con que enfrentemos el problema y la fortaleza que demanda tamaña responsabilidad. Es el momento de evitar derrumbarnos y arrastrar en nuestra caída al bien más preciado que tenemos, la familia. Eso significa apuntalar nuestra determinación con ese bastión. Hacerlos participes de la solución del problema.

Si están en condiciones, todos los miembros de la familia deben hacer aportes al bienestar del grupo y atender las reglas que se establezcan. Tal vez alguna actividad laboral extra sea necesaria. Un emprendimiento, quizás. Es la manera cómo podremos cabalgar sobre las olas enardecidas de la economía y llegar sanos y a salvo, aunque con raspones, a la orilla de la playa. Este rápido vuelo sobre estrategias para enfrentar la crisis que según pronostican serán demoledora en este 2018, han sido ampliadas por expertos economistas. Consultarlas es un buen ejercicio.

Desde esta perspectiva, los incrementos salariales vía decreto presidencial poco o nada ayudan a minimizar los efectos de la hiperinflación en nuestra capacidad de compras. Más bien contribuyen a hacer más paupérrima nuestra existencia. Lo que sí tendría efecto positivo es el incremento de la producción y la productividad, y la derogación de las restricciones que frenan la actividad económica y la derrumbaron.

 

 

 

 

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