El diario plural del Zulia

Simón García | Un triunfo para celebrar

Aunque la opción ganadora no estuvo en mis preferencias, su contundente triunfo arroja varios significados: 1) La primaria pudo realizarse exitosamente con pulmón propio y una C.N.P que supo cumplir su labor, 2) El nivel de participación expresa claramente la tendencia nacional a resolver el conflicto político por medios electorales, 3) la ratificación de la vía democrática indica un descenso del predominio de la cultura extremista en la oposición.

Se votó con rabia en el corazón y esperanza en el alma. Se reforzó la convicción que si es posible derrotar al gobierno. Aparece evidente que la estrategia de cambio debe agregar más incentivos para que los sectores que deciden en el oficialismo descarten el camino Nicaragua

 Rebajar el costo de salida a las élites dominantes es una pieza clave para abrir la transición que necesita el chavismo, las fuerzas  democráticas y el país. Es el propósito de la negociación internacional.

La primaria cumplió uno de sus objetivos: reconfiguró el sistema de partidos políticos y jerarquizó el liderazgo de la oposición. También le confirió a María Corina la condición de hegemón y redujo la pluralidad partidista.

Estas alteraciones plantean  generar un nuevo tipo de pluralismo con mayor protagonismo de independientes y ventanas para la reanimación de los partidos que perdieron su base electoral. A ellos les corresponde manejar este resultado como punto de partida de las innovaciones y correcciones que requieren para restablecer su comunicación y relación con la sociedad.

Las hegemonías son excluyentes por naturaleza. Pero en las condiciones actuales y dentro del objetivo mayor de avanzar hacia un cambio del régimen institucional y económico en decadencia, hay que empeñarse en crear una hegemonía basada en las ideas, las propuestas y las soluciones más que en la fuerza restrictiva de los  números. Este rango de amplitud y de inclusión depende principalmente de la disposición de María Corina Machado y de quienes la acompañaron efectivamente en su victoria.

Para evitar una funesta  prolongación del régimen hay que tenderle la mano a las minorías partidistas y tener desprendimiento para hacer las concesiones que una victoria electoral nacional requiera.

Esta es una perspectiva  abierta para María Corina, precisamente por lo apabullante de su triunfo. Para otras oposiciones  resultaría una torpeza inútil obstaculizar esta posibilidad acudiendo al retrovisor y a una fatal suposición que su trayectoria “salidista” aflorará antes de que cruce el río.

Esa visión ignora los giros que ha dado María Corina en estos últimos dos años y no apunta a descifrar por qué su discurso logró traducir emociones fuertes de la gente en respaldo masivo, incluso en ciudadanos que no votaron. La perspectiva luce ahora más viable porque entre sus asesores ha mejorado sustancialmente la presencia de los vacunados contra las tesis del doble poder o del asalto insurreccional. En tercer lugar porque no hay nada mas persuasivo que sentir  que si  superara el obstáculo de su ilegal inhabilitación Miraflores le quedará a pata de mingo.

Lo que observo como constante en María Corina es la coherencia con una prédica y un programa conservador. Pero con dos mejoras: se colocó en la vía electoral y comenzó a jugar el papel de centro político con una línea de fuerte  rechazo al gobierno, distanciamiento de la versión blanda de negociación y crítica a los partidos tradicionales. Ocupó el centro con una postura radical, diferente a sus anteriores posiciones extremistas. Radicalidad ausente en los partidos tradicionales.

El progreso de María Corina es ahora un desafío para el conjunto de una oposición vario pinta y contrapuesta en medios y a veces en objetivos. Pero esa oposición híbrida debe ser tratada como fuente de alianzas sin esperar a

Frentes doctrinariamente puras y sin  la manía de descalificar y apartar a quienes son diferentes.

 A su vez, la oposición desaparecida en los resultados del 22 está urgida de dejar de ser como ha sido. Hay Cenizas para renacer.

Las reacciones del gobierno revelan su desconcierto. Se resiste a reconocer su declinación y a considerar la reforma inevitable de sus fracasados modelos para formar parte, desde su poder, del retorno a la democracia. Es deseable que comience a comprender que el  autoritarismo ya no le sirve ni a ellos mismos.

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