El diario plural del Zulia

Simón García | Luces rojas en el tablero

Inspirado y apoyado en los recientes y excelentes artículos de Humberto García Larralde⁩ sobre la naturaleza y formas expresivas del fascismo como ideología de Estado y movimiento político, me atrevo a destacar algunas características que se personalizan en comportamientos individuales como mecanismo de confirmación del régimen de hegemonía autoritaria que se expresa en la vida social cotidiana.

La pregunta es ¿las notas que definen a un Estado o a un movimiento político como fascistas son aplicables al comportamiento de las personas comunes que no ejercen poder?

Surgen riesgos de sesgos y trasvases que a nombre de la lucha contra el fascismo reproducen aspectos de él aunque sin la capacidad represiva y destructiva que posee cuando opera como acción de Estado. Es el lado blando de la dominación que se infiltra como cultura que se iguala al poder.

En todo caso espero que este análisis a ras sobre el tema, sin ser una reflexión, pueda servir para hacernos mejor, más democráticos y solidarios, como ciudadanos autónomo y como luchadores por una alternativa al régimen que le genera tantos problemas a nuestro país.

Los 20 indicadores de comportamiento contaminado por la cultura autoritaria que se propaga desde el Estado a toda la sociedad, son:

1. Usar etiquetas como recurso para descalificar opiniones críticas o ideas diferentes a las nuestras.

2. Cercenar o amputar las practicas políticas liberales, en los espacios donde actuamos, desconociendo los derechos individuales de la otra persona.

3. Intentar subordinar el parecer del individuo a la consecución de fines que se imponen como unidad superior.

4. Exaltación del principio de autoridad frente al de libertad.

5. Cultivo de emociones destructivas como el odio, la venganza y el resentimiento.

6. Consideración del otro distinto como un enemigo. Los que no piensan como uno no piensan o tienen un pensamiento enemigo que hay que enfrentar, desprestigiar y bloquear.

7. Uso de la amenaza de violencia y el afán de venganza como propósito y vinculo de unificación.

8. Se expresan como intérpretes del lado correcto de la historia para presentarse como los llamados a ejecutar sus fines.

9. Adopción del patriotismo como instrumento de confrontación.

10. Conversión del adversario político en enemigo que debe ser exterminado.

11. Hostilidad y persecución hacia aquellos que sean señalados como enemigos por el líder carismático.

12. Lenguaje discriminador, burlón o despreciativo.

13. Inclinación a manifestaciones de violencia, mediante el trato o la palabra, a quienes difieren de la visión del líder.

14. Propensión a posiciones extremistas que aborrecen la negociación, la consecución de objetivos intermedios y los avances graduales. Visión totalitaria.

15. Enfoque militar de la política que es concebida como una guerra entre dos polos sin matices.

16. Fervor emocional por un líder al que se le profesa lealtad ciega.

17. La voluntad del líder supremo es guía única y sustento exclusivo de la pureza moral de la lucha.

18. Concepción del futuro como destino final unívoco para diferir su prefiguración en el presente.

19. En sus discursos predomina el cliché a la argumentación y el enganche emocional antes que la fundamentación racional de los actos y decisiones.

20. Actitud de vigilancia del pensamiento de los demás y sistema de control de las ideas.

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