El diario plural del Zulia

Ronald Rodríguez Vargas // Conversaciones en un café

Esta mañana los amigos con quienes solemos compartir café y conversar de lo humano y lo divino, centramos nuestra atención en las próximas elecciones. La verdad es que siempre lo hacemos, empero nunca como hoy que le entramos a fondo. Recojo aquí en pinceladas lo más resaltante. Sobre participar no no, pues si, duda no cabe de ello. Quedarse en casa no es una opción y la pamplinada esa de legitimar a Nicolás es eso, una pamplinada, cuando tenemos un régimen De Hecho, De Facto, que gobierna nos guste o no nos guste pues tiene control absoluto de los factores autoritarios de poder. La cita del 21N nos permite ganar -no es recuperar- es ganar espacios y ponerle al país que se opone a Nicolas un número incuestionable. No es lo mismo andar, seguir predicando, sobre la base de un 80% de respaldo según las encuestas que llegar aquí y a Pekín con un resultado 80-20, 70-30 avalado por el mismísimo CNE. Que se vota pero no se elige? Eso esta por verse, en primer término generalmente cuando el régimen ha perdido y la oposición ha hecho sus deberes lo han reconocido, casos, de sobra hay. Reitero lo de generalmente pues por ahí anda Andrés Velasquez y su insólito caso de octubre de 2017. Lo segundo castigar con el voto -morbo incluido- a los que nos han hecho la vida de cuadritos los últimos 4 años no es nada desdeñable. Hacer catarsis siempre hace bien.

De los candidatos.

Eliseo Fermín es una carta de éxito siempre. Con la cabeza muy bien amoblada y hablar con él siempre del Zulia y de su visión integral para el estado es un placer. Lamentablemente en AD y Un Nuevo Tiempo por las razones que sea nunca ha podido dar ese pasito que le falta para la candidatura, cuando no es una es otra circunstancia. Hoy lo vemos candidato de un partido y una alianza contra natura. Su campaña es testimonial, referencial mas bien. Luce entrampado y hasta pareciera quererse salir sin saber como. Eliseo sería un gran gobernador pero no es el momento. Manuel Rosales. Parece mentira pero en 2017 una gran alianza de factores políticos, empresariales, sociales y hasta religiosos se unieron para borrarlo del espectro político regional y de entrada lo lograron. En un revival dos meses después de no haber sido por los factores políticos que le jugaron en contra y quienes lograron con su campaña abstencionista, nos quedáramos en casa, a Manuel y otros actores le faltaron 200 mil votos para emparejar a Omar Prieto. Hoy lo tenemos como un “titán” en sus mejores tiempos con una intención de voto que supera el sesenta por ciento de las encuestas y convertido en el mejor “portaaviones” para alcanzar el mayor número de alcaldías posibles en el corredor electoral donde se aglutina demográficamente el mayor porcentaje de los zulianos. Rafael Ramírez. Un candidato fruto de un acuerdo? Pues si, un acuerdo que alcanza a todo el país y que garantiza la participación y representación de todo el espectro político del Bloque Opositor. Ideal? Pues no, empero es lo que toca. Ni es la primera ni va a ser la ultima vez que sucede (y conste que soy de los que prefiere las primarias pero también de los que comprende la realpolitik) y eso lo sabe todo el que participa en política y milita en un partido político o en uno u otro colectivo publico o privado, un Consejo Universitario, de Facultad, de Escuela, una Asamblea de Accionistas en una empresa, en fin,  donde las decisiones suelen tomarse por mayoría y acatarse por unanimidad. Que genera molestias en algunos, normal, pero de ahí a querer desbancar toda una propuesta de acción hasta el punto de querer poner en riesgo lo que se supone todos buscan hay un trecho muy largo. Atrincherarse, cerrar posiciones, es un ejercicio sutil de terquedad. Rafael Ramíez no es un improvisado y no llega a la candidatura de la mañana para la tarde. Es quizás uno de los dirigentes jóvenes mas preparados para la gerencia pública y que más conoce Maracaibo. La ha coordinado para PJ desde hace mucho; el Zulia tampoco le es extraño. Rafael se lo ha recorrido de palmo a palmo “N” veces, ha estado en todas las campañas presidenciales, regionales, municipales los últimos 20 años. Ha sido legislador regional y nacional y donde ha estado ha demostrado ser un buen gerente, un buen gestor de equipos multidisciplinarios de trabajo, lo que a Maracaibo le caería bien ahora, un alcalde menos personalista y de mas trabajo en equipo.  A Juan Carlos Fernández le ha pasado factura su inconsistencia. Construyó una campaña en los comienzos destinada a convencer, con encuestas de poca reputación por su casi nula trayectoria y tradición en el estado a Manuel Rosales lo hiciera candidato de la Unidad. Un Rosales que no debe haber olvidado que después del fracaso de 2017 Juan Carlos se fue de Un Nuevo Tiempo por la puerta de atrás despotricando del partido y de su presidente fundador. Al no conseguir el objetivo desata una campaña con esas mismas encuestas para convencer a la Unidad de su “error” pegándole inmisericordemente por activo o pasivo como si el adversario fuera Rafael Ramírez y no Willy Casanova. A JCF le toca en breve mostrar fortaleza y músculo organizacional. Lo más difícil en una campaña electoral no es captar la intención de votos sino convertirlos en votos ciertos en las urnas. Por lo pronto después de tener que ceder espacios a Lápiz por haber el CNE, a petición de parte, retirado la postulación que hicieran de Manuel Rosales con Fuerza Vecinal (en UNT afirman en forma fraudulenta) mantienen spots publicitarios que podrían considerarse oferta engañosa pues promueven una dupla que Manuel Rosales no sostiene y niega al afirmar a todo al que quiera oírle que la llave en Maracaibo es la de Rosales - Ramírez, con la tarjeta de la Unidad, la de las “manitos”. Eduardo Vale y Voluntad Popular, Carlos Alaimo, Marco Rivero y el PCD, jugaron muy bien sus cartas en esta oportunidad. Sostuvieron sus pre candidaturas hasta donde pudieron, lograron posicionar sus nombres y marcas, alcanzaron algunas posiciones en los cuerpos legislativos para si y otros y hoy los tenemos sumados con ánimo, mezquindad y entusiasmo a la campaña de la Unidad. Alaimo incluso lo hace con las reservas del caso, con las criticas que cree debe hacer y asoma la opción del Revocatorio en 2022 como una posibilidad. Mira como quien dice más allá de lo coyuntural.

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Llega el Fiscal de la Corte Penal Internacional. Los que suelen agarrarse de cualquier clavo caliente que va surgiendo como el determinante, el definitivo, deben ser prudentes en sus expectativas y enterarse a ciencia cierta de como funciona el Derecho Internacional y órganos como este en donde se ha visto que la Corte Celestial es más rápida y efectiva. El Fiscal es un invitado de Nicolás y el Régimen. Verá y oirá lo que le dejen ver y oír. Poca o ninguna oportunidad de reunirse con ONG Defensoras de los DDHH, los Defensores de los Presos Políticos o cualquier ente que sea capaz de afearle la visita al Régimen. Es en La Haya donde realmente se bate el cobre. Allá es donde esta toda la verdad de Venezuela, sin afeites, allá reposan los informes y testimonios del horror que se vive en Venezuela.

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Quienes realmente mueven los hilos del poder en Venezuela o al menos buena parte de ellos andan en un nuevo empeño: Quieren constituir un nuevo partido que con rostros experimentados pero en la segunda o tercera línea de acción hasta el presente destraben la situación de cara a lo que se nos viene de 2022 en adelante. Un rostro visible, creíble, capaz de generar confianza en las mayorías desesperadas para liderarlo buscan.

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Un nuevo aniversario del Pacto de Punto Fijo celebramos hoy. Que no se nos escape que aquel, denostado por unos, pacto de gobierno que firmaron estadistas de la talla de Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jovito Villalba en New York, fue un acuerdo de miras largas que se fraguó en aras de que se respetase un resultado electoral fuera el que fuera, y diera soporte, sostenibilidad en el tiempo a un plan básico de gobierno aun con sus matices ideológicos. Punto Fijo avanzó a pesar de los pesares de algunas viudas del pasado y produjo 40 años de desarrollo y crecimiento de un país imperfecto que fue capaz de generar una clase media y profesional única en el Sur del Continente Americano. Que no se nos olvide ese pequeño detalle.

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