El diario plural del Zulia

Rodrigo Rivera Morales | La formación para el servicio público

La profunda crisis que vive Venezuela no es casual. Los partidos políticos se desconectaron de la sociedad y se transformaron en maquinarias electorales. Dejaron a un lado su tarea de formación de opinión pública sobre el Estado y la sociedad. En la práctica se desvincularon de sus posiciones doctrinarias y asumieron el pragmatismo sin rumbo definido. Los partidos cesaron en la formación doctrinaria de sus jóvenes, en general, de su militancia, lo que trajo como consecuencia que la generación de dirigentes políticos fuera carente de una formación política adecuada y de cara al futuro, especialmente, carentes de formación social que los apuntalará como servidores públicos.

Este pragmatismo y alejamiento social, que fue caldo de cultivo para la corrupción, para la improvisación y la ineficiente administración pública. Por ello, no es de extrañar que hubiese emergido una nueva clase gobernante criminal, malandrina y sin recato para administrar la hacienda pública. Obvio, su estrepitoso fracaso, racionalmente, era imposible esperar algo positivo. Pero, así como afuera llovía, adentro no escampaba. La oposición liderada por esa nueva generación y algunos viejos dirigentes, todos sin una sólida formación ideológica, devenidos en el pragmatismo, fáciles al oportunismo político, fracasaron en la oposición al gobierno chavista posibilitando su afianzamiento en el poder. Tampoco era de extrañar que en una dirigencia oposición sin formación surgiesen “los alacranes” y los tarifados del gobierno. Claro, hay excepciones, entre ellas María Corina Machado que ha demostrado una gran vocación de servicio, un desprendimiento inusual en los políticos y una entrega total a la libertad de Venezuela.

En medio de este despelote cívico-militar, de detrimento institucional y la promoción del deterioro moral de la sociedad venezolana, hubo voces que alertaban sobre la marcha hacia el precipicio y derrumbe total del Estado y sociedad venezolana, lamentablemente, sin eco social y político. Una de estas voces, ha sido la de Carlos Alaimo. Persona de formación en el pensamiento social de la Iglesia Católica. Ha predicado incansablemente en las instancias políticas y sociales que ha llegado a la urgencia de la formación política, con bases sólidas en la ética y en la concepción humanista de la función del Estado y la organización social.

Alaimo en su empeño por traer de nuevo una visión ética y humanista de la política, se atrevió a escribir y publicar un conjunto de consideraciones políticas y formativas en el marco de su concepción humanista cristiana. Por ello, título su obra “Humanismo Cristiano en la acción política”. Reflexiones dirigidas, básicamente, a los jóvenes que tiene la ciclópea tarea de reconstruir moral y materialmente al país y enrumbarlo al progreso con bienestar y justicia social. En sus deliberaciones, Alaimo ha dicho “Queremos propiciar nuevas generaciones de líderes formados, que sean lectores voraces para nutrir el intelecto y sus capacidades científicas, que sean jóvenes infatigables en la lucha por la excelencia, que conozcan el valor propio del pensamiento y la reflexión, de la exigencia mental para solventar problemas de cualquier tamaño y que se conviertan en estrategas de un progreso que ya no puede esperar más”. Su planteamiento es abierto y no dogmático.

Independientemente, de su ideario partidista, quiero resaltar que Carlos Alaimo en su invitación a las nuevas generaciones no trata de encerrarlos en una filosofía de pensamiento, sino que los incita al estudio libre con la meta de “excelencia” para un vivir humano y solidario. De manera que esas nuevas generaciones procuren “una sociedad abierta y plural que fije su mirada en los diferentes, en los diversos, en la integración, en la multiculturalidad, en los cambios, en la realización plena del hombre y la mujer; no es una utópica intención, es un derecho, que por intrínseco e inherente al ser humano, debe ser asumido.”

En estos momentos aciagos para nuestra querida patria hemos constatado la intensa lucha que libra Alaimo, fiel a su pensamiento humanista cristiano, en defensa de los derechos humanos, exigiendo cese a las persecuciones políticas, a las torturas, al respeto a la libre expresión y cese a la opresión y chantaje por el hambre. Entiende claramente que el movimiento hacia la identificación y la proclamación de los derechos del hombre es uno de los esfuerzos más relevantes para responder eficazmente a las exigencias imprescindibles de la dignidad humana.

Exhorto a todos aquellos que amamos a nuestro país, en especial, a quienes seguimos el evangelio social y asumimos la doctrina social de la Iglesia como guía para la construcción social y acción política, tal como lo ha hecho Carlos Alaimo, nos atrevamos a escribir y proponer ideas para la formación de las nuevas generaciones y se pueda conducir al país en el alcance del bien común y justicia social. Creo que no importa nuestras simpatías partidistas, lo importante es dar testimonio de nuestro compromiso con m el hombre y su dignidad, y que sea nuestra patria fértil a la justicia social.

Lea también
Comentarios
Cargando...