El diario plural del Zulia

Roberto A. Quintero V. | ¿ El odio, arma política ?

-¿Es legítimo el odio como instrumento político?. En política no tienen cabida sentimientos subjetivos de exclusión, discriminación y animadversión.

En democracia como sistema político de participación de las mayorías no puede tener aceptación ningún sentimiento de rechazo. El odio es un sentimiento excluyente e irracional.

Para la democracia la inclusión es un principio de participación necesario como esencia del sistema democrático mismo.

Las luchas democráticas se han orientado siempre en función de la superación de las diferencias, nunca debe prevalecer el odio de carácter fundamentalista.

El odio ha sido la chispa que ha encendido muchas luchas fratricidas sin sustentación lógica de ninguna naturaleza, sin resultados positivos. El recuerdo de la guerra civil española no se ha disipado aún.

El odio como la guerra es terrible, siendo causa de muchos desastres. El odio es ignorancia, en su lugar debe prevalecer el afecto, el agrado, la amistad. Este sentimiento negativo provoca un rechazo político mayoritario.

Cuando se invoca el odio se establece el terror, edificándose políticas discriminatorias como el racismo, la supremacía blanca, políticas de agresión, dominación y exclusión.

La democracia rechaza el odio. En su lugar establece la tolerancia, el diálogo como esencia de racionalidad, reclamando para que se haga justicia el establecimiento del imperio de la ley. El odio impide la discusión en igualdad de derechos y garantías con aquellos obsesionados y cegados por un sentimiento que trata de imponerse de manera irracional sin dar ninguna defensa a las demandas de los excluidos por la morbosidad del odio. Remember Sudáfrica con su famoso e injusto apartheid de odio racial.

Según Touraine “la democracia solo es vigorosa cuando está contenida en un deseo de liberación y se vuelve contra las interpretaciones que tratan de imponer privilegios basados en la excusión que genera sentimientos primitivos como el odio personal que desconoce la mayor libertad al mayor número y con el respeto de las libertades y la diversidad”.

El odio es desigualdad, y la igualdad para que sea democrática debe ser el derecho contra todas las presiones en favor de las libertades y la diversidad, siendo esto la mejor definición de democracia: La democracia no puede orientarse por sentimientos negativos, ni tampoco reducirse a un mercado político abierto. En el sistema democrático es necesario combinar la libertad de los individuos y las colectividades con la unidad de la actividad económica y las normas jurídicas.

Ningún sentimiento negativo puede ser capaz de dividir al mundo democrático, por esa razón no debe dejarse el campo libre al odio como expresión del racismo y la supremacía, a la segregación, al sectarismos y las disputas religiosas(santas) que en nombre del universalismo condenan y rechazan la diversidad, la integración y la unidad.

“La democracia es el sistema en el que la mayoría reconoce los derechos de la minoría dado que acepta que la mayoría de hoy pueda convertirse en minoría mañana y se somete a una ley que representará intereses diferentes a los suyos, pero no le negará el ejercicio de sus derechos fundamentales”.

Para que la democracia como sistema político pueda mantenerse a través del “tiempo debe reposar sobre el reconocimiento de la libertad individual y colectiva por las instituciones sociales y no puede existir sin la libre elección de los gobernantes por los gobernados y sin la capacidad de la mayor cantidad de participar en la creación y transformación de las instituciones sociales”.

La democracia debe asegurar y ser garante de la igualdad (SIN EXCLUSIÓN CON MAYÚSCULAS) de derechos y posibilidades.

El odio es el Caballo de Troya por donde se infiltran los peores errores y los mayores abusos de los desadaptados y depredadores políticos. Esto no quiere decir que el odio pueda poner en peligro el ejercicio democrático, pero si puede anidarse en la conciencia de los maquinistas conductores del sistema democrático.

La esperanza de un mejor destino mundial anda suelta recorre el mundo, no se cansa. Las puertas del caos, de muchos males y problemas crónicos no deben abrirse jamás. Bajo ninguna circunstancia política llámese como se llame debe apostarse a la brutalidad y a la degradación democrática con linimentos de políticos atrasados, resentidos, sin propuestas, sin esperanzas ni valores.

El odio no puede servir de base jamás para edificar la libertad y la democracia plena, debido a que impulsa el uso del horror y jamás la tranquilidad y la serenidad como esencia de la normalidad. El odio es la derrota de la razón.

Roberto A. Quintero Valencia.

Editado por los Papeles del CREM el 9 de agosto del año 2023. Responsable de la edición: Raúl Ochoa Cuenca. [email protected]

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