El diario plural del Zulia

Ricardo Ekmeiro // Los profesionales en la recuperación de Venezuela

Poca duda existe en que la riqueza de los países, a largo plazo, no está en sus recursos naturales sino en la educación de sus ciudadanos. Estas líneas tratan sobre este tema bajo la orientación de muchas lecturas y de la siempre invalorable experiencia personal.

La Venezuela de los años 60 y 70 del siglo pasado avanzó, en calidad y número, en la formación de profesionales de muy diversos tipos. El período democrático había empujado la construcción masiva de escuelas y liceos por lo que no era de extrañar que las universidades aumentaran también en número y en su matrícula.

Las universidades públicas contaban con un extraordinario plantel de profesores y muchos de ellos ejercían su profesión además de ser docentes. Solamente el haber sido nombrada, la Universidad Central de Venezuela, como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO da una idea del nivel de infraestructura y devoción con que el país entero miraba a la formación de sus profesionales.

Y el producto de ese esfuerzo no se hizo esperar: El país construyó obras de alta ingeniería por todas partes, enormes edificios, puentes y presas, avenidas y autopistas, se electrificó el país y el agua llegó a casi todos los hogares. Los hospitales y sus médicos eran referencia internacional, el desarrollo agrícola no solo abastecía las necesidades internas, sino que además se comenzó a exportar en grandes cantidades. La nacionalización de la industria petrolera sucedió en forma armoniosa precisamente por la gran cantidad de profesionales nacionales que se habían capacitado, técnica y gerencialmente a niveles de las principales empresas petroleras del mundo.

Los profesionales, ya se tratase de médicos, economistas, ingenieros, sociólogos, educadores, abogados, agrónomos, veterinarios, administradores y muchos otros, eran socialmente muy reconocidos por su preparación y por su aporte al bienestar colectivo. Eran respetados y bien remunerados y podían mantener un nivel de vida confortable.

Pero adicionalmente algunos de estos profesionales, con el tiempo, su esfuerzo y el apoyo de las empresas e instituciones donde prestaban sus servicios, lograban alcanzar responsabilidades gerenciales y de dirección. Algunos inclusive llegaban hasta crear sus propias empresas dinamizando exponencialmente el desarrollo de la Nación.

Sin embargo, la difícil situación política, económica y social por la cual ha atravesado el país en las últimas décadas, motivó a que millones de personas abandonaran el país y entre ellos centenares de miles de profesionales bien preparados y otros tantos que aún permanecen en el país han tenido que reorientar su actividad productiva hacia áreas diferentes a su formación académica.

Evidentemente se ha debilitado el soporte profesional, tan valioso y necesario para poder resolver la problemática existente en muchos aspectos tales como salud, servicios, infraestructura, seguridad, economía, turismo, etcétera, y para lo cual debe ocurrir un salto diametral en políticas públicas para que esta situación pueda corregirse e incentive de manera sostenible la participación del talento profesional, sin ningún tipo de sesgo político.

El como enfrentar una recuperación nacional en donde, hay muy pocos recursos financieros y más de la mitad de los profesionales y gerentes se fueron y están en otros países, es uno de los retos más agudos a la imaginación que podemos tener. Ni siquiera tenemos andando el aparato público de formación de buenos profesionales, pues las universidades han tenido que reducir su plantel, hay pocos profesores y los presupuestos son menos de una décima parte de lo requerido.

Lo primero que hay que aceptar es que no existe ninguna opción para un plan de recuperación rápida por la sencilla razón de que las fábricas de profesionales están íntimamente atadas a la recuperación económica del país. El PIB durante estos años ha caído cerca del 80% de manera que aun creciendo a una buena rata de 10% anual tardaríamos más de una década para llegar a unos niveles similares a donde estábamos.

De manera que saber que el horizonte existe, pero no está cerca es fundamental para cualquier estrategia de recuperación. La recuperación de un país, está basada en su dirección gerencial y en su talento técnico de cualquier área y eso depende mucho de la formación de estas personas. En principio las universidades privadas son las llamadas a apoyar la pronta formación de buenos profesionales, con programas masivos de becas para los muchos excelentes estudiantes de pocos recursos.

También las universidades públicas tendrán que repensar el cómo actuar frente a una gran estrechez presupuestaria. Cobrar matrícula, hacer trabajos para terceros, rentar espacios, retomar el programa de aportes de los egresados conocido como “Pagaré de Honor” en algunas casas de estudios, como una manera de recompensar la contribución de las universidades en la formación de tantos profesionales de manera gratuita,  promover convenios con empresas privadas para lograr aportes económicos que permitan a las instituciones recuperar sus espacios y otras muchas ideas tendrán que aplicarse para enfrentar una situación tremendamente difícil.

Las instituciones privadas de formación gerencial deben participar, además del entrenamiento usual, con cursos gratuitos o de bajo costo para ayudar a formar a los muchos gerentes y profesionales que se van a necesitar. Hasta los profesores retirados y gerentes jubilados van a tener que sacudirse las mantas y volver a la pelea.

Una ineludible tarea para la próxima Venezuela es cumplir lo que siempre ha sido un texto vacío en todas nuestras Constituciones como lo es el Estado Federal. La descentralización política, administrativa y sobre todo la fiscal es una necesidad imperiosa y que pondrá en las regiones la urgencia de contar con profesionales y gerentes como nunca antes.

Cada región deberá solucionar sus problemas y el viejo estandarte de andar pidiendo favores al gobierno central terminará. Allí veremos nuestra capacidad de autogobierno y nuestra fortaleza en recuperarnos económicamente. Miles de gerentes y miles de talentos profesionales se van a requerir en el proceso hacia el desarrollo del país, en el que no tenemos experiencia real.

También es cierto que muchos en el exterior al ver señales de cambio regresarán a su patria temporalmente perdida y eso ayudará mucho a la velocidad de la recuperación y además traerán nuevas ideas y vivencias de otras latitudes.

Volver a la majestad del profesional y gerente que tuvimos, es un norte a alcanzar. Eso solo es posible con la educación y allí es donde el énfasis se requiere. Mi propia carrera que me llevó de ser un ingeniero modesto a un gerente de alta responsabilidad y ahora a ser un empresario privado no es un ejemplo de excepción sino el que todos podemos lograr dedicando la pasión necesaria para el beneficio de nuestra tierra.

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