El diario plural del Zulia

Raúl Ochoa Cuenca | Suiza cómplice de crímenes de lesa humanidad

Parte de este trabajo fue presentado el 22 de febrero del año 2022, que así como hoy, pretende analizar, aún muy someramente, ciertas características del sistema económico que ha hecho que la Confederación Helvética, también llamada Suiza, sea uno de los países más ricos del mundo y que mejores condiciones de vida ofrezca a sus ciudadanos. Ella es una nación que mantiene como su mayor riqueza el ser custodio de buena parte del dinero del mundo, del dinero bien habido y debo decirlo, el del mal habido también. Son fuertes en la industria relojera, probablemente la más prestigiosa en el mundo y con un desarrollo industrial de cierta envergadura, al ser un exportador de tecnología militar de punta. Pero en lo que son verdaderamente fuertes y líderes en el mundo es en sub sector de servicios de banca y conexos. Tanto el blanco como el negro.

La sociedad suiza tiene como principio básico su bien ganada fama de nación de gran precisión y puntualidad. No olvidemos que parte de su antiquísimo prestigio viene de su industria relojera: El es tan puntual que parece un reloj suizo. ¿Cuántas veces en nuestras vidas no hemos escuchado esa exclamación? No obstante tanta exactitud, hay quien afirma que es el sistema bancario más permeable de todo el mundo, y yo lo creo.

Pero no obstante tanta belleza natural y tanta precisión, sus alpes sirven de trasfondo a películas y publicidades, Suiza, y tomó como ejemplo lo permisivo que desde hace más de veinte años han sido con los responsables del históricamente mayor atraco a todo un país, la República de Venezuela.

Tomo esto como base para señalar mis sospechas de que ese aparente impoluto país, sede hoy de las Naciones Unidas y ayer el embrión de esta organización internacional, como lo fue la Sociedad de las Naciones, creadas ambas para el mejoramiento de los pueblos, no es un país muy respetuoso de los derechos humanos como se presenta.

Pareciera que en sus entrañas existiese otro país, otro sistema, tan preciso, tan bueno y eficaz como el de los relojes, pero en este caso es un sistema de soporte a pequeños y grandes criminales. Me refiero tanto a la permisividad para con organizaciones mafiosas, como a gobiernos y a gobernantes corruptos, saqueadores de las arcas públicas, arcas estas sean de países pobres o países ricos, eso poco importa, ya que en el país de los Rolex, de los Patek Philippe o de los Audemars Piguet, para eso se inspiraron en la historia de los tres Budas, pero dándole una interpretación contraria a la historia del código moral chino del santai, ya que cuando se trata de dinero no ven, no hablan y no escuchan, solo suman sin preguntar y con la precisión del reloj lo ponen a buen resguardo. Así fue y así es actualmente.

Pues bien, ese bello país, el de los famosos campos de sky en Gstaad, es una gran caja fuerte, donde se esconden millones de millones de dólares, tan valorados por las mafias políticas o narcotraficantes de Latino América, pero también de libras esterlinas, tan apreciadas por los dictadores africanos y los jeques árabes, de Euros ídem con los dictadores franco parlantes y sin olvidarnos de las tres mayores organizaciones mafiosas italianas.

Pues sí queridos lectores, Suiza no es solo la patria de los relojes Rolex, del cremoso queso Gruyere o de la Fondue de los largos tenedores, es también sinónimo de territorio Offshore, donde cualquier persona sin ninguna limitación, pero con un buen intermediario financiero de nacionalidad suiza, es obligatorio,  puede guardar en forma segura y confiable sus haberes. Debemos reconocer que son realmente hábiles; la banca suiza hizo como suyo el concepto del secreto bancario y que en la práctica sirvió para que infinidad de truhanes y delincuentes de cuello blanco y en oportunidades salpicado con goticas de color rojo sangre, pudieran dormir tranquilos, en la seguridad de que su dinero estaba a buen resguardo, como efectivamente ha ocurrido.

Así el secreto bancario resulta de suma importancia en la economía internacional y es objeto de muchos debates, incluso en la actualidad, pero el punto que más controversia suscita es no tanto lo que protege, sino lo que por su medio se facilita: no solo la evasión de impuestos, sino, como ya hemos mencionado el blanqueo o la legitimación de capitales, además de otros delitos que se realizan por medio del sistema bancario nacional e internacional.

Pero hubo un hecho que puso muy nerviosos a los jerarcas de la banca como a sus clientes, y fue que el 27 de mayo de 2015 la Unión Europea y Suiza firmaron un acuerdo histórico de transparencia tributaria. Las dos partes se comprometían a intercambiar automáticamente toda la información de las cuentas bancarias de sus residentes respectivos a partir de 2018. Su aplicación, como es de suponer, no es aplicable a todos.

Era el final del secreto bancario en Suiza, un país con reputación centenaria acreditada, extraoficialmente  como paraíso fiscal, facilitador de la evasión fiscal y de la circulación de dinero ilícito. Aunque está protegido el secreto bancario, en la práctica todas las cuentas bancarias están vinculadas a un individuo identificado, y un fiscal o un juez puede emitir una “orden de exclusión” a fin de permitir el acceso y aplicación de la ley a la información pertinente a una investigación penal. Pero gracias a Dios y a la poderosa asociación bancaria suiza eso casi nunca ocurre (delincuentes dixit). Y si no preguntémosle a los bolichicos

En Canadá con 40 millones de habitantes hay 77 bancos incluyendo cajas de ahorro, en España 49 con 50 millones de habitantes, mientras en Italia con 60 millones de habitantes solo tenemos 25 bancos, incluyendo los europeos dedicados a tarjetas de pago on line. Mientras Suiza, el país que hoy visitamos cuenta con 235 sin contar los agentes de valores, una figura intermedia entre los bancos e inversionistas, calculando más de 1200 agentes de valores. Muchos de estos pequeños bancos y los agentes de valores, atienden las necesidades de una comunidad única o de algunos clientes especiales. Además existen muchas instituciones financieras, las cuales operan como bancos cerrados al público y creados para atender únicamente las necesidades de transacciones financieras de sus socios o propietarios o eventualmente de clientes especiales. Aquí se habla de más de un millar.

“Es molesto y hasta embarazoso el tener que aceptarlo, pero algunos bancos suizos continúan haciendo lo que quieren. Suiza sigue siendo un paraíso para el blanqueo de capitales”. Esto lo afirma el Dr Mark Pieth, quien es abogado y profesor de derecho penal en la Universidad de Basilea y un destacado experto en corrupción y blanqueo de capitales. “La plaza financiera suiza es una de las más poderosas del mundo, pero nuestro sistema de control es ineficaz, a pesar de que existen los medios necesarios para una vigilancia adecuada”, explica el jurista. No hay peor ciego que aquel que no desea ver.    (Jesús, según el Evangelio de San Mateo)

Así mismo, el profesor Pieth identifica un problema en el órgano supervisor del sector financiero ya que aunque sus expertos pueden advertir a los bancos sobre los riesgos que asumen, la decisión de aceptar o no a un cliente corresponde al banco. Esto es como si estuviéramos pidiendo a los casinos que identificaran a los ludópatas. “El trabajo de los banqueros es ganar dinero”, explica el jurista Mark Pieth.

Propongo ahora que veamos la razón por la cual se puede considerar el sistema bancario suizo como cómplice de crímenes de lesa humanidad. Venezuela otrora considerado como un próspero productor de petróleo, se ha convertido en uno de los países más pobres de América Latina: prácticamente la totalidad de la población (76%) vive en la pobreza, según la encuesta nacional sobre las condiciones de vida 2021-2022, Encovi, un estudio que anualmente realiza la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas en Venezuela..

Mercenarios disfrazados de funcionarios públicos cercanos al régimen de Hugo Chávez y posteriormente a la grotesca dictadura de Nicolás Maduro, se enriquecieron y aún hoy, desviando inmensas cantidades de fondos públicos, los cuales han sido blanqueados a través, entre otras, por el corrupto sistema bancario de la Confederación Helvética. Un ejemplo de esto es lo encontrado en cuentas corrientes a un ex tesorero de la Nación de apellido Andrade, nueve mil millones de francos suizos repartidos en cientos de cuentas bancarias en ese país, es solo un ejemplo de ello. El equivalente en U,S $ son 10.300 millones.

Los casos de malversación de fondos públicos venezolanos involucran a uno de cada ocho bancos suizos. Este escándalo demuestra el fracaso del sistema que instrumenta Suiza para combatir el blanqueo de capitales, según varios expertos, e insisto en ello, lo que convierte a ese circunspecto país en un vulgar cómplice de delitos de lesa humanidad. Datos no confirmados afirman que el 80 % de los fondos desfalcados a Venezuela han tenido al sistema bancario suizo como primer destino.

De estas enormes cantidades, sólo unos pocos cientos de millones de dólares han sido bloqueados por el tribunal de Zúrich o simplemente los tiene el banco en sus bóvedas cobrándole un módico interés por guardarle al ladrón su botín. ¿Y el resto de lo robado? ya voló a otros países para una parte ser reinvertida en Venezuela a través del mercado paralelo, ilegal constitucionalmente, pero legalizado por la dictadura, especulando con el hambre y sus necesidades. Además, según revela un informe de inteligencia, desde estas cuentas se han efectuado millonarias compras de villas en varios países del primer mundo entre otros España y Estados Unidos, así como aviones, yates, caballos de carreras.

Un ejemplo de este proceso de expoliación constante durante los 25 años de revolución bolivariana, es el gran negocio que hicieron en el sector eléctrico venezolano. El gobierno ha declarado que la inversión total en este sector de la sociedad ha sido alrededor de unos 105 mil millones de dólares. Como dato que nos enseña el salto al vacío de Venezuela durante estos 22 años es equivalente a todo el PIB nominal de Ecuador durante el año 2019, el doble del PIB nominal de Uruguay en 2019 y 10 veces el PIB nominal de un país como Nicaragua. Pero según expertos financieros lo realmente invertido de los 105 mil millones de dólares comprometidos inicialmente no llegó a más de 32 mil millones de dólares. Entonces tenemos que el sistema bancario suizo, como hemos visto en los Suisse Secrets y en los Panamá Papers y otros documentos salidos a la luz, ha blanqueado en estos 25 años miles de millones de dólares robados a un indefenso e inerme pueblo.

Apreciados lectores, me permito recordar que este trabajo ha sido escrito en dos tiempos, en dos años distintos, el 2022 y hoy, pudiendo constatar, muy desafortunadamente que la única diferencia, además de las fechas, es que la nación venezolana es más pobre, peor alimentada, menos educada, con un crecimiento de la emigración, especialmente aquella compuesta por nuestros jóvenes entre otras realidades. Concluyo con unas declaraciones del ex embajador americano ante la OEA y ex asesor de los presidentes Reagan y Busch publicadas en la edición del diario El Mundo de Madrid del 22 de diciembre del año 2017.

Venezuela, además, ha sido saqueada a gran escala. Yo he oído cifras entre 300.000 millones y un billón de dólares (de 253.000 a 840.000 millones de euros) evadidos del país, por lo que sería necesaria una gran cooperación internacional. Desde que este régimen inició el pillaje de ese país, Venezuela ha ingresado 1,4 billones de dólares [cerca de 1,2 billones de euros] por venta de petróleo, y esos recursos no han sido empleados allí, ni tan siquiera en mantener la propia industria petrolera, que ahora necesita 100.000 millones de dólares para poder seguir funcionando dentro de 5 años. Todo ese dinero que ha sido robado pertenece al pueblo de Venezuela, que debe emplearlo para reconstruir su propio país.https://www.elmundo.es/internacional/2017/12/22/5a1e75ab268e3e93418b4675.html

Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar el 27 de febrero del 2022 y el 11 de febrero del 2024.

Nota: Copia de este trabajo será  enviado a la embajada de la Confederación Helvética ante los gobiernos de Italia, de España y de Venezuela,  así como a la secretaría de la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, Reino de Holanda.

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