El diario plural del Zulia

Naturalmente libres, por Francisco Arias Cárdenas

Alexander Von Humboldt, considerado el padre de la geografía moderna en Occidente, cientí co y explorador emblemático del siglo XIX, conoció y coincidió con Andrés Bello y Simón Bolívar: feliz con uencia en el tiempo, de mentes brillantes, ávidas de conocimiento, y de almas comprometidas con la defensa de la justicia y la libertad, opuestas a la esclavitud y a la opresión. Humboldt exploró parte del territorio venezolano entre 1799 y 1800; apenas meses antes, habían protagonizado Gual y España su heroico episodio; y en sus anotaciones de ese viaje, deja constancia de su asombro al encontrar, entre los pobladores, disidencias en un objetivo que, en su opinión, debería tener el apoyo de todos: liberarse del yugo imperial.

Y es que lo naturalmente humano es aspirar a vivir en armonía, dignidad y libertad; también lo es amar la patria que nos cobija, donde están nuestros afectos y vivencias, la urdimbre existencial en la cual encontramos sentido al acontecer.

La patria venezolana comenzó el 19 de abril de 1810 una larga lucha que hoy retomamos hacia un estadio superior de sociedad justa, próspera y de soberanía plena, incluyendo la científico-tecnológica y productiva.

Con merecidas razones, los venezolanos celebramos en esta semana los 207 años de la constitución de la primera Junta de Gobierno, cuyas iniciativas incluyeron eliminar el comercio de esclavos y crear la Sociedad Patriótica para fomentar la agricultura, la industria y las ciencias, bases de la autonomía.

Incoherente es que quienes anhelan una intervención extranjera en nuestro territorio para derrocar un gobierno democráticamente electo, como es el presidido por Nicolás Maduro, pretendan asumir esta fecha patria, el 19 de abril, como un hito de sus planes.

En medio de las humanas diferencias ideológicas, de los aciertos y errores, algo que debe ser una coincidencia es el amor por el país, por la vida, por la paz, la defensa de nuestro derecho a dirigir soberanamente nuestro destino como nación, que con la ayuda de Dios, es de felicidad y justicia.

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