El diario plural del Zulia

Más allá de la responsabilidad social, por Carlos Alaimo

¿Hay escasez de líderes en todos los estratos sociales? Comenzar con una incógnita nos da pie a hurgar desde nuestra imaginación, experiencia de vida y acción emprendedora individual en los segmentos de la existencia de millones de ciudadanos movilizados en infinidad de actividades humanas.

En el marasmo de las realidades personales y colectivas que vive el país cuesta identificar a aquellos que destacan por su actitud en la construcción de sueños llevados a la concreción palpable.

Aunque se equivoquen, pierdan batallas en el intento por desarrollar sus proyectos o finalmente ganen sus retos auto reconociéndose -a veces con tan solo una sonrisa interior de oreja a oreja- los empresarios intervienen, muchas veces sin proponérselo, en múltiples proyectos.

Además no necesitan ser llamados para hacer, ya que son a quienes les toca asumir bajo su propia responsabilidad roles protagónicos, indefectiblemente, sea cual sea el escenario del entorno país en donde se desempeñen, y máxime en una geografía y sociedad como la venezolana.

A los empresarios nos toca asumir un rol protagónico ante la realidad que vive el país. De muchas maneras, históricamente, hemos cumplido con la responsabilidad social. Sin necesidad que el Estado nos obligue, la hemos asumido.

La responsabilidad social a la que tantos estudios le han dedicado tiempo es una categoría asumida por los emprendedores al hacerse responsables, no solo de los salarios y estipendios que deben pagarse a sus trabajadores y empleados, sino, también a todos aquellos valores agregados relacionados con el perfeccionamiento técnico de ellos, los aportes sociales y la cooperación corresponsable en diversas manifestaciones culturales, educativas y de salud, por ejemplo.

Entonces, la respuesta a nuestra pregunta sobre la ausencia de liderazgos desemboca en la percepción de que no hay conductores visibles, y, si asoman algunos, pareciera que eligieran la senda de su propia descalificación automática cuando se ocupan más de las críticas a otros, de la demolición de lo hecho por otros, en vez de asumir el reto de la discusión política rica asociada a propuestas positivas en las que importen más los beneficios generales que los actores de cada bando que las promueven.

Este es el momento del relevo político. Debe haber participación de toda la sociedad sin esos reduccionismos enfocados a los aspectos puramente cronológicos sumidos en esos contenidos semánticos en los cuales toda la esperanza se centre únicamente en la juventud o la experiencia para resolver problemas. Debemos ir más allá, caminar mucho más lejos y profundo en el bosque de oportunidades, tal como se presenta el sector empresarial en el cual convive la universalidad de criterios en su máxima expresión de diversidad.

Debemos como empresarios extender nuestra acción a los espacios públicos. Llevar nuestra experiencia gerencial al terreno político. Es hora de un nuevo relevo con ética. Es tiempo de que nuestro país sea gobernado con criterios de eficiencia y humanismo.

La actualidad política no permite más errores. La crisis que vive el país no acepta aventureros ni improvisadores. Es el momento de los proyectos concretos que inviten a soñar a la gente. Y esto, es ahora.

Y es ahora cuando los profesionales y empresarios debemos extender nuestra acción a la agenda pública.

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