El diario plural del Zulia

Los otros enemigos de Bolívar, por Luis Fuenmayor Toro

No soy ingenuo. Sé que en la patria de Bolívar, mi patria, hay unos cuantos que odian al Libertador, que minimizan su obra, que agrandan sus errores, y hablo de hoy, no de la Venezuela que se separa de Colombia. Y no me re ero a los historiadores serios, cuyas posiciones puedan en algunos casos sorprender pero que basan sus juicios en la investigación permanente de la historia y los conocimientos que ésta genera, así como en las situaciones históricas, sus condicionantes y sus características particulares. Comparto el hecho evidente de que Bolívar tuvo enemigos dignos y enemigos indignos, y que el Libertador atravesó, a lo largo de su intensa vida, por situaciones difíciles y decisiones más difíciles aún, en las que, como todo ser humano, pudo haberse equivocado o no haber generado consenso total sobre todas sus disposiciones.

Entre los más indignos enemigos de Bolívar se encuentran aquellos que, en su nombre, justifican los más grandes exabruptos, las acciones más impías, las conductas más miserables. Entre ellos, quienes llamándose bolivarianos entregan nuestras riquezas mineras y petroleras a través de empresas mixtas con grandes transnacionales, como ocurre hoy en la Faja del Orinoco. “Bolivarianos” que han destruido las empresas básicas de Guayana, envilecido nuestro signo monetario y extendido y potenciado la corrupción en todos los niveles. “Bolivarianos” que mantienen a la nación en un estado de miseria, escasez, inseguridad y desamparo total. Que han llegado incluso a falsificar su imagen, para tratar de igualarlo a un ex presidente ordinario, del mismo montón de la gran mayoría de quienes han sido nuestros jefes de Estado.

Incapaces de reconocer sus graves equivocaciones, de cambiar el rumbo o gallardamente retirarse y, de esa manera, evitarle a la nación situaciones y coyunturas más dolorosas que las vividas hasta ahora. Reincidentes en sus errores, indiferentes ante el marcado sufrimiento del pueblo que dicen defender, poseídos cual dementes por el ansia de seguir acumulando riquezas y continuar el disfrute de las prebendas que da el poder. O alienados totalmente por ideologizaciones producto de la crasa ignorancia que los caracteriza, junto con una mezcla de soberbia, autoritarismo y conductas delictivas.

 

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