El diario plural del Zulia

Ledezma: hombre de la libertad, por Julio Portillo

Dos años de cautiverio ha cumplido Antonio Ledezma, sin que los tribunales del “Nicolato” le dicten sentencia. A falta de pruebas concluyentes, la indecisión se ha convertido en la verdad de su inocencia. Desde su celda primero y desde su encierro después, Ledezma se ha convertido en uno de los hombres de la libertad.

Maduro pasará a la historia junto a sus ya escasos seguidores como el títere del régimen cubano. La lucha de Ledezma por la unidad de los venezolanos, por la urgencia de Venezuela de salir de esta neo-dictadura tiene ya un puesto en las páginas de la historia por la libertad de Venezuela.

Ya no hay centro de poder en Estado importante o en organismo internacional donde no se haya solicitado la libertad de Ledezma. Así lo han proclamado más de doscientos Alcaldes de todo el mundo, así como Jefes de Estado y de Gobierno. Una de las debilidades de la actual nación venezolana es la de haber subvalorado el capital humano que la provincia y Caracas tenían para reconducir el país por mejores rumbos.

Ledezma en sus anteriores discursos nunca se presentó como un superhombre, pero en el contenido de sus exposiciones dejaba ver que era un hombre, como una vez dijo Asdrúbal Aguiar, de crecimiento personal y político. Hablaba del oro de Venezuela no el que supuestamente está aún en el Banco Central, sino el que brillaba en la capacidad de sus jóvenes a los cuales se les debía proporcionar una educación de primera. Dijo que si llegaba alguna vez a gobernar a Venezuela, desearía ser recordado como el Presidente de la Educación. Es el político al que le ha interesado la planificación, la vuelta a la patria del talento humano nacional que ha emigrado, de los imperativos estratégicos del país, de la seguridad jurídica, de la recuperación de la democracia, de una República sin presos políticos y libertad de prensa.

Su comparecencia en varios escenarios internacionales, a saber, en el Banco Mundial, en el Senado de Brasil, en las Alcaldías de Nueva York, Madrid, Buenos Aires, Sao Paulo, en foros nacionales buscando ideas, intercambiando propósitos, lo hacían ver en palabras de Pompeyo Márquez “como un estadista”. Y a eso, evidentemente, le ha temido el chavismo desde su comienzo. La inteligencia es una amenaza para esta “revolución” dirigida desde La Habana. El chavismo se sostiene en el poder sobre la base del odio, de crear enemigos, de mantener en prisión a todo aquel que disienta del líder iluminado.

La ausencia de la tribuna y el pódium, no ha empañado la imagen de Antonio Ledezma. Su esposa Mitzy ha sabido llenar la lucha por la libertad que ha encarado el Alcalde preso. Ese hombre que venido desde el mismo centro geográ co de Venezuela, San Juan de los Morros, ha dado muestras de fortaleza, de soportar con dignidad el ser un preso de conciencia. Por eso su entusiasmo por el porvenir de Venezuela no ha disminuido. Ledezma sigue siendo un hombre de futuro.

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