El diario plural del Zulia

La incertidumbre que vivimos, por César Ramos Parra

A medida que transcurren los días y observamos que en el país se profundiza la confrontación entre los factores políticos responsables de buscar soluciones, se intensifica el desabastecimiento de alimentos y productos básicos, disminuyen los ingresos petroleros, se agrava el funcionamiento de los servicios públicos, la inflación y la especulación continúan su ascenso indetenible, se va apoderando de la gente la frustración, la desesperanza y una tendencia a reaccionar con angustia ante la impotencia que nos domina. Es el sentimiento que percibimos en nuestro pueblo. ¡Es lo que a todos nos pasa!

Sentimos incertidumbre, en aquellas situaciones ante las cuales no tenemos una respuesta al no saber cuál es la mejor conducta a seguir. Lógicamente eso se debe a que no podemos predecir los resultados, por no tener el control de lo que está sucediendo.

Las personas reaccionan de manera diferente ante la incertidumbre; pero los especialistas en el área nos ofrecen herramientas útiles que debemos adoptar para minimizar el estrés y sus consecuencias, las cuales debemos conocer e interiorizar, ya que, en el mundo de hoy, en todos los países, en todas las organizaciones, SIN EXCEPCIÓN, la incertidumbre se constituye en una compañera de nuestra vida con la cual tenemos que marchar y convivir.

Diversas serán entonces, la actitudes que asumamos frente a ella: ¿batallar en contra de lo que ocurre, resignarnos y convertirnos en entes pasivos o simplemente aceptarla como un hecho natural de la humanidad de hoy?

Evidentemente, a las conductas señaladas sobrevendrá una respuesta: si luchamos en contra, nos agotamos. Si nos resistimos observamos que la situación, que escapa a nuestra gobernabilidad persiste, nos produce frustración, depresión y pasamos a ser víctimas de las circunstancias que el medio nos impone y títeres de lo que ocurre.

Aceptando de antemano su presencia inevitable podremos reaccionar con menos alarma y angustia. Pero aceptar no significa resignarse; aceptar es una elección propia que uno hace en determinado momento con una actitud positiva, poniendo todo lo que está en nuestras manos para asimilar positivamente lo que se está viviendo. Ello demanda en primera instancia, analizar con detalle y objetividad lo que está sucediendo a nuestro alrededor para saber qué podemos controlar y modificar dentro de nuestra área y donde no podemos hacer absolutamente nada para cambiar la situación.

Recuperar la confianza en nuestros recursos internos, en nuestro conocimiento, nuestro talento, y en nuestra capacidad para superar lo que se presente, saber esperar, es adoptar la postura correcta y la manera de pensar y sentir, respecto a dicha situación.

Los expertos en el campo económico recomiendan: manejar un presupuesto, recortar gastos innecesarios, involucrar a los demás miembros relacionados para participar activamente, buscar opciones para generar otros ingresos.

Por su parte, los especialistas en el manejo de las emociones sugieren: evitar caer en el pesimismo, no escuchar muchas noticias, hablar menos sobre la situación, buscar actividades que relajen y distraigan, cuidar el sueño y la alimentación como hábitos esenciales que debemos mantener en momentos en los que la incertidumbre y los cambios nos embargan. Confiemos en que nuestros líderes políticos sabrán superar sus diferencias y reencauzar el país al progreso que estamos esperando.

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