El diario plural del Zulia

La herencia viva, por Francisco Arias Cárdenas

No sabemos hacia dónde vamos, si desconocemos de dónde venimos. De allí la importancia de cumplir con la misión que como gobierno nos corresponde, de promover el reconocimiento de nuestros orígenes como nación, como pueblo. La reflexión, a propósito del Día de la Resistencia Indígena, nos dirige también hacia la revalorización con orgullo del patrimonio cultural legado por las etnias que habitaron lo que hoy es la tierra venezolana.

El Zulia es el estado de Venezuela con mayor población indígena, constituida por las etnias wayuu, añú, japreria, barí y yukpa. Son descendientes de la Gran Familia Arawaka, de la Caribe y Chibcha, quienes llegaron a las tierras de la Cuenca del lago de Maracaibo desde hace por lo menos 10 mil años.

Los añú, cultura anfibia, hábiles navegantes (“Señores de la Laguna”) fueron los primeros centinelas del Coquivacoa, y como tal, ferozmente diezmados por la ocupación europea; hoy son poco más de una decena de Pueblos de Agua que siguen en pie firme entre las olas de las riberas lacustres.

Las demás etnias fueron empujadas hacia las tierras altas, como los baríes y los yukpa, o hacia el desierto al Norte del lago, como los wayuu. Aun así, con todos los dolores y con mucho valor, han resistido a pesar de la discriminación y explotación de la cual fueron objeto durante siglos, hasta que la Revolución Bolivariana reivindicó junto a ellos, sus derechos de ciudadanos venezolanos y su cultura.

En la comida, en nuestra estructura familiar, en nuestro vocabulario, los zulianos somos testimonio vivo de parte de esa herencia ancestral. Conservemos esa huella buena del legado, que puede ser enriquecido aún con más elementos, como el de la convivencia armoniosa con el ambiente, que ha descubierto la nueva antropología. Démonos el regalo de recuperar la capacidad de sintonizar con el cosmos como lo hicieron nuestros antepasados, interpretando la poesía que ellos fueron capaces de crear y que ha revalorizado la arqueoastronomía como un regalo de nuestros ancestros para las generaciones del presente.

 

 

 

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