Instante de Fé, III Domingo de Cuaresma/A, por Carlos Quiva

Señor acudimos a ti, que eres la fuente de agua viva, danos a beber de esa agua que sacia nuestra alma y nos lleva a la vida eterna. Danos de esa agua con la cual nunca volveremos a tener sed. Destierra de nosotros toda aridez espiritual y haz que fluyan en nosotros ríos de agua viva. Que tu gracia fluya en nuestras almas, pues en ti esta la fuente viva y tu luz nos hace ver la luz. !Bendícenos Señor en esta cuaresma, amén!

Lectura del santo evangelio según san Juan 4.

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria,allí estaba el manantial de Jacob.
Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía.
Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice:
—«Dame de beber».
(Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida).
La Samaritana le dice:
—«¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (porque los judíos no se tratan con los samaritanos)».
Jesús le contesto:
—«Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva».
La mujer le dice:
—«Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?».
Jesús le contesta:
—«El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna».
La mujer le dice:
—«Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla. Veo que tú eres un profeta. Palabra del Señor.