Indicadores del amor, por Francisco Arias Cárdenas
Independientemente de las diferencias ideológicas, es de humanos reconocer el ejemplo de lucha, disciplina y de trabajo por amor a la patria, y de solidaridad con los pueblos del mundo, que es el líder cubano Fidel Castro Ruz. Más allá de las emociones, nos convencen los actuales indicadores de salud y educación de Cuba, disponibles en los anuarios e informes de organizaciones internacionales como la OMS y la Unesco.
A partir del triunfo de la revolución en 1959, con Fidel Castro a la cabeza, se desarrolló en la isla caribeña una verdadera política de Estado concentrada en el bienestar del pueblo, hasta entonces excluido en su mayoría, en áreas tan fundamentales como la atención médica, la instrucción gratuita y obligatoria, el deporte y la cultura. A pesar de un inmisericorde bloqueo económico impuesto por el imperialismo financiero, la cuna de José Martí ha logrado no solo garantizar esos derechos a su población, sino que ha sido bastión de solidaridad para naciones hermanas y hasta continentes lejanos; vale recordar el episodio de 1972, cuando Nicaragua –bajo el régimen derechista de Somoza– se vio azotada por un devastador terremoto; sin condicionamientos, Castro ofreció y envió una delegación de médicos para auxiliar a la nación centroamericana.
Los últimos años de vida del comandante tuvieron una orientación vital como lo es la búsqueda de alternativas en los climas tropicales, aplicables a la producción de la proteína animal para la soberanía alimentaria de América Latina; también se centró en un alerta constante ante el deterioro por mano humana del gran ecosistema del mundo, y el peligro que implica el posponer conciencia y correctivos, para la supervivencia de la vida en nuestro planeta.
Sentimiento de compromiso y fraternidad nos deja el comandante Fidel a su partida física. Nos lega lecciones que nos impulsan al trabajo y persistencia. Su enseñanza será permanente en la lucha por el bienestar del pueblo. El ejemplo de Fidel y Chávez es de amor y alegría para lidiar con las batallas.
