El diario plural del Zulia

El temor a fracasar, por Dr. MSc. Manuel Ocando

Muchísimos hombres y mujeres inteligentes alrededor del mundo no logran desarrollar todo su potencial y alcanzar sus metas, propósitos y objetivos por temor a fracasar. Y lo que es peor, muchos ni siquiera están conscientes de ello. Este temor cambia nuestra conducta de tal forma que convierte este fracaso en una certeza, una especie de profecía auto cumplida. El miedo nos paraliza en la toma de decisiones, perturba nuestro buen sentido común y arruina nuestra creatividad.

Las malas noticias son que los trastornos como el miedo al fracaso o la autoestima baja son rasgos hereditarios. Una vez presente, de la manera que sea, están ahí para quedarse. Las buenas son que podemos aceptarlo y, a pesar de todo, hacer grandes progresos. Y en verdad, nuestro progreso solo será posible una vez que hayamos aceptado que nuestros miedos y nuestras convicciones esenciales son algo con lo que debemos acostumbrarnos a vivir. Podemos aprender a vivir como quienes somos, incluyendo nuestras inseguridades, logrando alcanzar nuestras metas en la vida, siempre que estas sean acertadas.

El éxito no tiene que ver con ser ambiciosos. Lo que separa a los ganadores de los perdedores es cómo se enfrentan al fracaso. La capacidad de caerse sin que esto quebrante el deseo de seguir intentándolo es la cualidad más importante que poseen esas personas, puesto que lo importante no es cuantas veces nos caemos sino cuantas veces nos levantamos.

El temor al fracaso no está relacionado directamente con la situación que enfrentamos, ni con su importancia o dificultad. Está determinado por lo que pensamos de dicha situación, de nosotros mismos y de cómo sus resultados nos pueden afectar. El mejor ejemplo lo tenemos con Thomas Edison, que falló 10.000 veces antes de haber logrado el filamento de carbón, que se utiliza en los focos de luz. Un reportero le preguntó, después del intento número 5.000, si se sentía desalentado. Edison contestó que no había fallado 5.000 veces, sino que había triunfado al determinar 5.000 maneras en las cuales no funcionaba. “Lo que significa, comentó, que me encuentro 5.000 pasos más cerca de descubrir cómo hacerlo funcionar”. Es importante recordar que los científicos más importantes de ese momento escribían artículos en donde opinaban que Edison perdía su tiempo. Pero Edison ignoró todas esas críticas y continuó. Se escuchó a sí mismo y no a los demás. Hay casos históricos de exitosos que fracasaron. Abraham Lincoln, por ejemplo, ha sido uno de los grandes líderes de EE. UU. pero hasta entonces fue derrotado nada menos que en 26 campañas para optar a un cargo público. A Walt Disney le despidieron por no tener buenas ideas y carecer de imaginación.

Carrie de Stephen King, además de ser su tercera novela, fue rechazada 30 veces. Michael Jordan afirmo una vez: “He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. En 26 ocasiones se me ha confiado para tirar el tiro que ganaría el partido y fallé. He fallado una y otra y otra vez en mi vida. Y es por eso que tengo éxito”. Como podemos ver el fracaso es parte esencial del éxito.

Nelson Mandela en una de sus muchas frases célebres expresó: “No es valiente quien no tiene temor, sino quien sabe conquistarlo”. Y particularmente pienso que dentro de esta afirmación está inmersa la actitud que debemos asumir ante el temor al fracaso.

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