El diario plural del Zulia

El secreto de Dios, por Padre Jaime Kelly MSC

Dice el salmista: “El secreto del Señor es para quien lo teme, le da el conocimiento de su alianza” (Sal 25(24),14).

El querer conocer “un secreto” siempre le apasiona al hombre. La curiosidad está presente en el ser humano, quien busca conocer más, descubrir más y con ello, sentirse aventajado ante los otros. A todos los cristianos nos debe apasionar el descubrir el “Secreto de Dios”, pues Él es todo bien, toda bondad, perfección, sabiduría y conocimiento. El conocer su “secreto” es vida para el cuerpo y para el alma. Es plenitud, es sabiduría, es alegría. Es la fuerza para luchar, resistir en el combate y obtener la Victoria.

Nos dice Pablo en su carta a los Colosenses: “Pido que tengan ánimo, que se afiancen en el amor y que tengan plenamente desarrollados los dones de entendimiento, para que puedan penetrar en el gran secreto de Dios, que es Cristo… En Él están escondidas todas las riquezas de la sabiduría y del entendimiento” (Col 2,2-3).

Hermanos, ¡el secreto de Dios es Cristo!

Nuestro Padre Dios, como el mismo Pablo, manifiesta: “Ahora nos ha dado a conocer mediante dones de sabiduría e inteligencia este proyecto misterioso suyo, fruto de su absoluta complacencia en Cristo” (Ef 1,9). Pablo al referirse a “ese proyecto misterioso suyo”, nos habla de “misterio”, término que nos sugiere “secreto” y es que la expresión del misterio cristiano, la revelación del Plan de Dios para todos los hombres, es Cristo.

“Él es la imagen de Dios que no se puede ver y para toda criatura, es el Primogénito, porque en Él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra… y todo se mantiene en Él… Así quiso Dios que “el todo” se encontrara en Él y gracias a Él fuera reconciliado con Dios, porque la sangre de su cruz ha restablecido la paz, tanto sobre la tierra como en el mundo de arriba” (Col 1,15-20).

Hermanos, somos hijos e hijas de Dios, creados a imagen de su hijo único, y Dios nos “ama en Cristo”. El Padre nos salva “en Cristo”, pues todo su plan de salvación está centrado en Cristo.

Al formar parte del Cuerpo de Cristo recibimos su Espíritu, que nos colma de toda clase de bienes espirituales y nos permite descubrir y entender toda la riqueza de su sabiduría, y a penetrar en el misterio amoroso de Dios, pues la plenitud de Dios la encontramos en Cristo Jesús.

Si buscas salud, paz, amor, alegría, ilusión en tu vida: ¡Busca conocer a Jesús! Si buscas conocimiento, entendimiento y sabiduría: ¡conoce a Jesús! Si buscas bienestar, prosperidad y esperas la providencia de Dios… ¡Vive en Jesús!

“Piensen que en Él permanece toda la plenitud de Dios en forma corporal. En Él ustedes lo tienen todo, pues Él está por encima de todos los poderes y autoridades sobrenaturales” (Col 2, 9-10).

Proclama a Jesús como tu Señor y Salvador y así Dios permanece en ti y tú en Él, y conocerás el secreto de un Dios que es amor, fuerza y victoria. ¡Amén!

 

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