El diario plural del Zulia

El fin de una crisis, por Jorge Sánchez Meleán

Todo indica que en Venezuela agoniza el denominado Socialismo del Siglo XXI. Según A. Brewer Carias, estamos viviendo la cuarta crisis de nuestras instituciones desde 1811. Para M. Caballero, estas crisis conducen a cambios profundos, generalmente irreversibles que van mucho más allá del terreno político. En el caso venezolano, estas crisis han tenido una duración aproximada de dos décadas.

La que vivimos actualmente, se inició con El Caracazo de 1989, prosiguió con los golpes de estado fracasados de 1992, la sustitución de un presidente constitucional sin subvertir el orden constitucional, dos elecciones presidenciales en circunstancias inéditas (Caldera II y Chávez) y un proceso constituyente inacabado , en el que cada día se acentúan más las contradicciones y enfrentamientos. La cuarta crisis entonces, ya está muy avanzada, sin posibilidad de volver atrás.

Vivimos un periodo de reacomodo de un sistema político a otro, donde se presentan vacíos políticos que son llenados por liderazgos transitorios como el que ejerce Nicolás Maduro. Vivimos una transición en la que se enfrentan los vicios exacerbados del sistema que muere, (presidencialismo, concentración del poder, centralismo, inexistencia de separación de poderes, militarismo y estatismo) adoptados por el actual régimen, con las virtudes en ciernes de un nuevo sistema político democrático, descentralizado, participativo y con protagonismo colectivo de la Sociedad Civil, que está ya en la calle.

En Venezuela, en medio de esta crisis, más que una lucha de clases, está planteada una lucha de valores. La lucha se está dando entre quienes defienden con ardor los valores de la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político, y los que se oponen a ellos, en nombre de ideologías fracasadas del siglo XIX y XX. La lucha se está dando entre los que defienden los valores de la democracia y los que se aferran a los valores propios del totalitarismo y el autoritarismo, de corte fascista, marxista, estalinista, castrista o simplemente chavista, que es una combinación de lo peor de todo esto. De esta crisis, no saldremos airosos, sin la presencia de un nuevo liderazgo político, acorde con los retos del siglo XXI. En las verdaderas democracias, no hay caudillos manipulando al pueblo con la coacción de las armas.

Hay líderes respaldados por partidos democráticos, dentro de un marco institucional de consenso, respetuosos del pluralismo político e ideológico, que tienen bien claro la afirmación del Libertador: “Es insoportable el espíritu militar en el mando civil”. En consecuencia, estamos a punto de salir de una crisis, que dará paso a un quinto período de nuestra historia republicana. Ojalá esta crisis no concluya, como se inició: con un nuevo Caracazo que llene de más sangre y dolor al pueblo venezolano. Vivimos pues, el fin de una crisis que debe conducirnos a un país más libre, mas ético y más humano.

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