El diario plural del Zulia

Donald Trump y Nicolás Maduro me fascinan, por Claudio Nazoa

Aveces los columnistas sentimos inquietud por no saber sobre qué escribir. No es fácil complacer a los lectores. Muchos quieren leer textos que formen una matriz de opinión. Artículos candela con denuncias graves que, en ocasiones, parezcan valientes y peligrosos.

Leonardo Padrón la tiene difícil. La gente espera que escriba soluciones sobre temas imposibles. Que emita opiniones durísimas y delicadas, con la agudeza y la gracia de una prosa poética. Me encanta Marianella Salazar. Ella destila, de manera apasionada y a veces hasta sexy, dosis de maldades divinas. Tiene un estilo elegantísimo y fulminante. Podría tumbar gobiernos con la coqueta, sensual y letal escritura que emerge de su audaz pluma dorada Coco Chanel.

Otro de mis favoritos es Tulio Hernández. Él, como profesor, explica con un léxico sencillo el origen de aquello que nos enamora o nos atormenta. Lo hace con la autoridad de alguien que sabe. Tulio, con su arte, deja colar la duda de que lo que ha escrito lo vivió o lo estudió. Se la pasa en eso, es como una manía que tiene. Es horrible escribir sobre el jefe, ya que se supone que hay que hablar bien de él aunque no lo merezca. Así que, ante el temor de perder mi empleo, debo mencionar a Elías Pino Iturrieta, jefe y maestro convertido hoy en uno de los pocos sabios útiles que conozco. Este extraño sujeto logra, con harta pericia e información histórica, esgrimir su pluma dominguera en contra de los malos, cual aguda, filosa y peligrosa espada de un justiciero. Si tuviera una mascarita, sería el Zorro del periodismo.

Me encantan las arrecheras de los lunes de don Armando Durán, el filólogo que me montaron aquí arriba, en esta misma página. Están bien argumentadas y, sobre todo, muy bien escritas. Pero la mayoría de las veces no estoy de acuerdo y me preocupa que los lectores tampoco. Ya que, molestos y enfurecidos, podrían pasar la página sin darse cuenta de que estoy aquí abajo, agachadito, deseoso de ser leído.

Admiro profundamente a Rafael Poleo de El Nuevo País. Qué capacidad de síntesis tiene. Da envidia la destreza para decir tanto en tan pocos caracteres.

En Tal Cual, Laureano Márquez trata de escribir con humor sobre la vida cotidiana. Cosa difícil. Me consta. Yo intento hacer lo mismo, pero al igual que él, me voy poniendo bravo en el camino y termino escribiendo un artículo serísimo.

Hoy, por ejemplo, quería escribir sobre dos personajes que me fascinan, pero solo me salió el título.

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