Considerado como el líder republicano más importante del Estado Zulia a mitad del siglo XIX, su alta moral, el respeto que infundia entre los jefes militares aunado a una lucha inquebrantable contra la corrupción, hicieron del general Eduardo Pérez Fabelo un gran defensor de la región, sobre todo al final de su vida, cuando se entregó de lleno a la práctica administrativa. 

 La espada del general Pérez Fabelo, es una extraordinaria pieza fabricada a mediados del siglo XIX por la firma alemana Luckhaus & Gunther, especialistas en la elaboración de gran variedad de artículos de acero, fue adquirida por Pérez Fabelo en uno de los tantos viajes que realizó a Curazao. Un arma no tan larga, para blandir a una mano, su hoja es de un solo filo con una acanaladura central, la empuñadura o guardamanos presentan gavilanes opuestos. Todo este conjunto está coronado con la figura de una cabeza de un <León Rugiente> con la mirada encendida por un rubí en cada uno de sus ojos, en representación del firme y determinado carácter del general. 

Después de la muerte de Pérez Fabelo en 1895, la custodia de esta arma pasó a manos de su viuda, Adela Luzardo de Pérez, quien la resguardó por más de 3 décadas, hasta llegar a  su hija Aurora Pérez Luzardo. Más tarde en el año 1960 quedó a resguardo de su nieta y pionera de la enfermería en el país Aurora López Pérez. En 1980 pasó a su bisnieta Leonor Giusti López de Hall, quien actualmente la conserva fuera del territorio venezolano, en la ciudad de Estocolmo, Suecia.