El diario plural del Zulia

Cumbre de Suiza: ¿es posible la paz con Putin?

¿Cuándo se acabará la guerra de Ucrania? La pregunta que muchos se hacen en Europa desde hace dos años y medio sigue sin respuesta. La llamada cumbre de Suiza por la paz, con la participación de más de 90 países, pero sin el invasor ruso como invitado, no está concebida para acelerar el fin de las hostilidades como su nombre indica, pero sí para solidificar los cimientos sobre los que esa paz debe reposar.

Existe un consenso general: cuanto más férreas sean las convicciones de los aliados de Kiev sobre esa idea de mínimos, más difícil será para Vladimir Putin esgrimir exigencias maximalistas. «Algún día, tanto rusos como ucranianos comenzarán a negociar, lo que significará que ambos harán concesiones a la otra parte. Nuestro trabajo es hacer posible que los ucranianos tengan que hacer las menores concesiones posibles», aseguró ayer de forma anónima un alto funcionario de Estados Unidos. Es un buen resumen del sentir general de los socios de Ucrania.

Ayer, para marcar la agenda de la cumbre, el autócrata ruso lo intentó de nuevo con unas peticiones sorprendentes para sentarse a negociar: «Las tropas ucranianas deben retirarse completamente de las regiones de la República Popular de Donetsk, la República Popular de Lugansk, Jersón y Zaporiyia». No contento con eso añadió que Kiev «no podrá ingresar en la OTAN». Es decir, Moscú exige que Ucrania no sólo renuncie al territorio que Rusia ya ha ocupado, sino una buena parte de las regiones que en dos años y medio no ha podido conquistar. Esto se traduce en un intento de conseguir en las cancillerías la victoria que no ha conseguido en el campo de batalla, donde administra, a base de enormes bajas y pérdida catastróficas de material, los territorios conquistados (y arrasados) sobre todo durante las primeras semanas de invasión.

La propuesta fue rechazada inmediatamente por Ucrania sin que nadie se la tomara muy en serio. Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, bromeó sobre ella: «Se trata de que los rusos abandonen el territorio ocupado de Ucrania, no que los ucranianos abandonen su propio territorio». Lloyd Austin, secretario de Defensa de EEUU, aseguró que «Putin no tiene ningún derecho a imponer nada».

Drones en vuelo

¿Por qué vuelve ahora a hablarse de paz? Muchos analistas consideran que el recurso militar ya ha dado todo lo que podía dar de sí en una invasión como esta. Es decir, es igual de difícil que Ucrania tumbe del todo a Rusia como que Rusia lo haga con Ucrania. Como muestra, la última ofensiva rusa al norte de Járkiv ha acabado tan atascada como las todas anteriores. Miles de drones cada vez más baratos y más letales surcan los cielos sobre el campo de batalla captando cualquier movimiento e impidiendo rupturas del frente por sorpresa. Si no nace una nueva tecnología que se imponga a esa realidad la guerra se atasca.

La ventana de oportunidad que Vladimir Putin veía abierta de par en par desde este invierno comienza a cerrarse. En las mejores condiciones posibles, con un ejército ucraniano cansado, sin rotaciones y con poca munición, las tropas de la Z han conseguido en los últimos seis meses unas cuantas aldeas destruidas en el Donbás, algo consecuente con la estrategia de mancha de aceite en la que llevan en la región desde 2014, pero insuficiente para romper el frente. La Operación Militar Especial, que iba a durar tres días para los voceros del Kremlin, sigue atascada en su tercer año mientras consume vidas, territorios y recursos como un agujero negro.

Además, en estas últimas semanas vuelven a atravesar las fronteras de Europa toneladas de munición, nuevos equipos de defensa antiaérea y centenares de vehículos blindados camino del frente para aliviar una situación que, por momentos, llegó a ser muy preocupante para Kiev. Como ya sucedió en 2023, la ayuda militar entregada, al margen detitulares grandilocuentes, permite a Ucrania seguir defendiendo el territorio que controla, pero no hacer colapsar a Rusia. Existe un miedo en Occidente a que la situación en Moscú se degrade tanto que provoque la caída de Putin o la disolución de la Federación Rusa en
pequeños reinos de taifas, pero con armas nucleares.

Ucrania por su parte trata de poner en marcha una segunda movilización cuyos primeros reclutas estarán disponibles muy pronto. Pero Kiev mira con preocupación los ataques a larga distancia contra infraestructuras civiles, como las centrales energéticas. Los cortes de luz durante varias horas al día son ya comunes en todo el país y este invierno pueden suponer todo un desafío para una población ucraniana cada vez más castigada. Atacar a los civiles es otra de las estrategias habituales del Kremlin y, entre las exigencias de Ucrania para una paz, está la de que sus responsables tengan que responder por los crímenes de guerra.

El Kremlin no ha enseñado desde el principio de la invasión sus verdaderas cartas, seguramente porque esas cartas han ido cambiando. Tampoco nadie conoce lo que en ciencia militar se llama «teoría de la victoria», es decir, qué objetivos se marca Moscú para ganar la guerra. Al principio, aunque ahora lo niegue, Putin diseñó una operación para tomar Kiev y tumbar el gobierno Zelenski. Pero fue derrotado y no consiguió ni acabar con el estado ucraniano, ni conquistar una sola ciudad importante, ni disuadir a los aliados de Ucrania de no ayudarla militar y económicamente. Ahora desea lograr algo que asegure su régimen, algo a lo que poder llamar «victoria» al precio que sea.

https://www.elmundo.es/internacional/2024/06/14/666c698121efa0b7538b4597.html

Los papeles del CREM

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Los papeles del CREM, aspiran ser un reflejo del pensamiento político, económico de la Venezuela actual y de la Venezuela del futuro

Editado por los Papeles del CREM, 15 de junio del año 2024.  Responsable de la edición: Raúl Ochoa Cuenca.

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