El diario plural del Zulia

Cuestión de valores por Francisco Arias Cárdenas

Las crisis, las condiciones extremas, hacen aflorar lo más luminoso y lo más oscuro del espíritu individual colectivo, que se traduce en acciones constructivas y amorosas, altruistas, o destructivas y de odio, respectivamente. Esto lo saben muy bien quienes dirigen la guerra económica y sicológica contra Venezuela.

Si bien la caída de los precios del petróleo (un hecho nada casual) ha incidido en la economía nacional, no es menos cierto que la escasez de productos, el acaparamiento y los precios especulativos son expresiones de una intención de ahogamiento del Estado venezolano, a través de una manipulación artificiosa e intencionada del dólar.

En esa situación material, han desplegado una estrategia de terror sicológico a través de la amplia gama mediática que hoy la tecnología pone a disposición de los humanos. La ultraderecha insiste en fomentar y utilizar los miedos y la incertidumbre para invadir de violencia a nuestra patria, como escenario propicio para tomar el poder político.

A Dios gracias, contamos con una herencia espiritual hermosa y lúcida, fruto entre otros factores, de una memoria colectiva de ser descendientes de hombres y mujeres que dieron su vida por la libertad y la dignidad de Venezuela, y de las naciones hermanas.

La solidaridad, la creatividad y la laboriosidad han sido un distintivo de los venezolanos, y en este momento, esos valores deben a orar por encima del egoísmo y del pesimismo; somos un país de gente inteligente, y esa capacidad debe imponerse sobre el primitivismo que tratan de imponer los que fomentan a los grupos de violentos, los que evidencian quiénes son, a través del fuego y los atentados contra la vida misma.

En el libre albedrío personal y en la acción colectiva radica la respuesta a los más exigentes desafíos como sociedad. Venceremos la oscuridad desde nuestros valores, nuestro espíritu, desde los hogares, las escuelas, desde nuestros trabajos. Somos un país de luz, de gente buena, y vamos a demostrarlo para legarles a nuestros hijos la patria oreciente que merecen.

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