El diario plural del Zulia

Cómplice Silenciosa, por Húgo Cabezas

En el marco de los 69 años de la OEA, dejo con ustedes esta vergonzosa actuación histórica de este organismo internacional, que utiliza como coartada la paz, la seguridad, la democracia y los derechos humanos, para promover a través del silencio cómplice, los golpes e invasiones en los países que luchan por la libertad, igualdad, justicia y la equidad. La OEA se inicia en Bogotá, el 30 de abril de 1948 y cada día se desenmascara más, nunca se pronunció sobre sublevaciones, represiones, derrocamientos como el de Rómulo Gallegos en Venezuela, Jacobo Árbenz en Guatemala y Domingo Perón en Argentina.

En la década de los años 60, la OEA guardó silencio ante las acciones para derrocar a la Revolución Cubana. Asimismo ocurrió con la represión a los estudiantes que reclamaban la soberanía sobre el Canal de Panamá y la invasión a República Dominicana con 42 mil marines. Transcurre la década de los 70 y permanece el mutismo ante los golpes propiciados por la CIA, como el de Chile contra Salvador Allende y los intentos de asesinato al Comandante Fidel Castro. Ni siquiera se pronunciaron ante el golpe de Estado de Jorge Videla, en el cual hubo más de 30 mil muertos y desaparecidos.

Avanzamos a los años 80 y sigue la mudez de la OEA. No rechazaron los escuadrones de la muerte, ni el asesinato del Arzobispo Romero, ni repudiaron el plan de armar paramilitares, ni les llamó la atención la muerte en accidentes aéreos de Omar Torrijos de Panamá y el presidente de Ecuador, Jaime Roldós. Aprueban en 1991, las intervenciones democráticas colectivas para transcurrir otra década de injerencia. El 11 de septiembre de 2001, la OEA aprueba la Carta Democrática Interamericana. En el 2002, continúa el silencio ante el fallido Golpe contra el Comandante Húgo Chávez. Reconocen al dictador Pedro Carmona. Estalla el paro petrolero. Persisten los Golpes en Haití, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Brasil; la OEA, bien gracias. Desde el 2013, con la desaparición física del Comandante Chávez, EE. UU. arrecia su plan para acabar con la Revolución y derrocar el Gobierno del Presidente Maduro. El plan incluye agresiones políticas y diplomáticas, aislamiento internacional, escasez de alimento y medicinas, bloqueo financiero, agresión paramilitar, e imposición de sanciones en organismos internacionales. La Embajada de EE.UU. es el centro operador de la desestabilización con apoyo en Washington, Miami, Madrid y Bogotá como ejes de la alianza antivenezolana, contando con el Secretario General de la OEA como operador internacional, apelando a la aplicación de la CDI.

Por todo este atropello e hipocresía histórica nuestro Gobierno haciendo ejercicio de su soberanía y patriotismo decidió, acertadamente, retirase de este mamotreto disfuncional, buena para nada y celestina de las atrocidades del imperialismo en el continente. Es nuestra autodeterminación como pueblo.

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