El diario plural del Zulia

Billy Gasca // El Día de las Madres

El calendario esta colmado por días festivos y feriados que nos hacen recordar y conmemorar hechos históricos o relevantes que forman parte de nuestra tradición de cultura, elementos que nos identifican y nos distinguen frente a otros grupos sociales porque ello refleja nuestra forma de pensar, de actuar y de relacionarnos con otras personas en cualquier punto cardinal del planeta, es decir, nuestra cosmovisión. 

Como todos los años, en Venezuela celebramos el día de las madres el segundo domingo del mes de mayo, y en muchos países hispanos existe coincidencia cronológica para festejar y agasajar a nuestras madres y a todas las madres que integran nuestro circulo social de forma directa,  e igualmente celebramos este día como un tributo al ser más importante de nuestra existencia desde que el mundo fue creado, bien sea por obra científica o producto de la divinidad, según sean nuestras creencias. 

En todo caso, lo cierto es que para los latinos este día cobra un significado muy importante. Nos acostumbraron a desarrollar una estrecha relación con nuestro núcleo familiar y en muchos casos el matriarcado ha caracterizado a nuestra sociedad, entronizando en nuestras culturas la idea fantástica que este ser que nos ha brindado la vida a partir de su propia vida resulta casi en una heroína omnisciente, omnipresente, y omnicomprensiva.   

Lo anterior no significa, en modo alguno, afirmar que la mujer convertida en madre sea un ser sobrenatural que no comete errores y faltas. Particularmente, estimo que muchas de las desviaciones que han deformado nuestra sociedad se debe precisamente a errores que hemos cometido todos al dejar descansar sobre los hombros de mujeres la pesada carga de ser padres y madres al mismo tiempo y además, bajo la premisa de la liberación del feminismo liberal agregarle también la misión de tener un protagonismo en facetas tan rudas que en lugar de hacerlas más fuertes la debilitan. Lo cierto es que las mujeres siguen siendo relegadas a un grupo limitado de ocupaciones de bajo nivel, trabajos que no son lo suficientemente valorados y que reflejan el trabajo no remunerado que las mujeres realizan en el hogar.

A pesar de ello, las flores adornaran nuestras casas. Las tarjetas, y regalos para las madres de la familia se darán por doquier como símbolo de aprecio y de amor que acostumbramos a demostrar, exteriorizar y publicitar con mayor intensidad solo ese día en el mejor de los casos. Empero, existen situaciones en donde las mujeres no quisieran que este día llegara porque en muchos casos este día en lugar de ser festejado es utilizado para señalamientos, discusiones develando viejas heridas que aún no han cicatrizado.  

Por tal razón, esta celebración debería ser aprovechada para conmemorarlo de una forma más amplia, reconociéndose y premiándose  públicamente a aquellas madres que han dedicado cada minuto de su vida al desarrollo integral de sus hijos y de los hijos de otras familias. Al fin y al cabo, cuando se es madre de un hijo se es madre de todos los hijos del mundo.

Existe, -a mi juicio- una hipocresía insistente al afirmarse que hoy la mujer convertida en madre tiene los mismos derechos que un hombre. En mi cotidianidad observo todo lo contrario, la discriminación aumenta, esta vez de una manera más sigilosa. Por lo tanto,  la combinación adecuada de políticas económicas y sociales para dejar de penalizar a las mujeres por tener hijos, y empezar a reconocer, apoyar y redistribuir el trabajo no remunerado de cuidado de niños que realizan las mujeres debería convertirse en un punto importante en la agenda de nuestros gobernantes, de lograrlo, este día seria, verdaderamente, el día de las madres.

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