Aviso urgente en tiempos de tormenta, por Jesús Salom Crespo
Momentos de consternación y dolor vive Venezuela. Este miércoles 19 de abril, que pretendía ser un día para reafirmar la vocación democrática del pueblo opositor, se trastocó en el avasallamiento de las fuerzas del orden público a una gente indefensa que protestaba voceando consignas y por diferentes motivos, todos válidos, todos necesarios para recobrar un poco de la tranquilidad perdida; la que convoca al trabajo productivo, al desarrollo de las potencialidades y contribuye al progreso del país y al mejoramiento de las condiciones de vida de la población.
En esa batalla desigual, dos jóvenes perdieron la vida y numerosos fueron heridos por gatilleros que no tuvieron misericordia ni piedad por el prójimo. Fueron escenas dantescas que mostraron un grado tal de crueldad que mereció el repudio de la gente honesta del país, que sólo quiere la restitución del hilo constitucional infringido por quienes validos del poder, se saltan las formas de las instituciones de la democracia para lograr sus propósitos. La democracia es sinónimo de libertad, de justicia social y de progreso. Supone la confrontación de ideas, perspectivas e intereses y, por ende, son consustanciales con la deliberación y la tolerancia.
Esos principios no están presentes en las luchas desiguales que se adelantan. Un peligroso camino que puede convertirse en una escalada de violencia de proporciones inimaginables por cuanto cada día se hace más difícil contener a quienes no están dispuestos a continuar poniendo la otra mejilla ni los muertos, ante una arremetida feroz con la participación de los denominados “colectivos”. Ha llegado el momento del diálogo y la negociación entre el gobierno y la oposición. Sin embargo, no puede repetirse la experiencia de finales del 2016. Hay que empezar construyendo confianza sobre la base de los requerimientos básicos de la democracia, que han sido solicitados de manera reiterada por la oposición. Estos requerimientos son: elecciones generales libres e imparciales con su respectivo cronograma; libertad de expresión y de información; la autonomía de los poderes públicos; la designación de los cargos del TSJ, CNE y Poder Moral con sujeción a los dispuestos en la Constitución; la libertad de todos los presos políticos y el cese a la persecución y el hostigamiento a los dirigentes de la oposición. En estas horas tensas hago un llamado a la reflexión a todos los sectores y a garantizar un ambiente de concordia y respeto. Los universitarios hacemos lo que nos corresponde.
