El diario plural del Zulia

Ausberto Quero // Recurrencia sin límites

Voz populi dos acontecimientos derivados de hidrocarburos como derrames y/o fugas operativas, ambientalmente tristes en el país, en ambos casos que más adelante indicare, recurrentes lo cual ya es parte de la frecuente incapacidad y desatención del gobierno, para prevenir y establecer los correctivos necesarios.

Lamentablemente como el hambre, la falta de servicios, gasolina, la amenaza del Covid 19 ante nuestros médicos, y la población en general que se los está llevando la pandemia, lo ambiental no puede quedar afuera, y en estas circunstancias PDVSA y empresas del estado, sin recursos económicos, sin planes de contingencias claros ni muchos menos ejecutables como siempre ha quedado demostrado, sin gerencia ambiental definida, sin personal técnico entrenado, sin programas de mantenimiento a sus infraestructuras y equipos, ni una esponja para recoger el crudo, es la situación a la que siempre han estado expuestos nuestros recursos y ecosistemas naturales, y la misma población aledaña a las fuentes generadoras de estos eventos indeseados permanentes.

Por suerte a esas poblaciones les tocó vivir en medio de lo que eran campos y centros productores prósperos de petróleo en Venezuela, pero esa bonanza se convirtió en casas muertas y desgracia, y me refiero en esta oportunidad a la Costa Oriental del Lago y en particular sectores de Tia Juana-Lagunillas-Cabimas, donde solo en esta última parte algunos sectores de la misma han sido sometidos a los riesgos de salud con varios meses de reclamos, y no hay responsables que acometan las medidas mitigantes, y cuando accionan realizan malas praxis por desconocimiento del tema y falta de asesorías.

El otro suceso tiene que ver con el reciente derrame en las playas de Tucacas y Boca de Aroa por fugas de derivados de hidrocarburos que impregnaron las aguas marinas, y las áreas costeras de dichas playas, ambos eventos denunciados por ONG en el país con toda la rigurosidad donde exponen las consecuencias de no acometer las medidas necesarias. En cualquier país una gestión ambiental seria emprende con las urgencias que se ameritan, para solventar los ilícitos ambientales en los que se encuentra inmerso, como los que esta ocasión y siempre de manera usual se presentan en Venezuela, siendo necesario establecer de manera gruesa, sin limitarse a ellas, realizar acciones concretas que a continuación las menciono: Identificar las fuentes generadoras de los derrames, sin embargo es de resaltar que las fuentes son difusas, en la COL muchos pozos abandonados, sin mantenimiento, las tuberías activas e inactivas circundantes en el Lago por falta de mantenimiento, ameritan un estudio pormenorizado a evaluar; en Tucacas potenciales fuentes han sido indicadas como causa raíz de lo suscitado, destacándose la Refinería El Palito, y Planta Centro, por cierto en esta última han ocurrido varias fugas de combustible pesados usados para la Planta durante los últimos anos, según las notas de prensa y opiniones, con las mismas características a las ocurridas en esta oportunidad.

En otro sentido evaluar y dimensionar el daño ambiental sobre el suelo, las aguas marinas, lacustrinas, la fauna acuática y terrestre, así como los danos sobre las actividades económicas mediante estudios de líneas bases, y las potenciales secuelas que deje el contacto del crudo en las personas por mucho tiempo; para dimensionar esto se amerita un agrupamiento institucional y de investigación con Universidades nacionales y profesionales con experticia en el tema. Un asunto importante a considerar es la falta de Laboratorios en el país, el de la Universidad Simón Bolívar con alta confiabilidad realiza en Venezuela los análisis referidos a hidrocarburos, en este momento inactiva por el tema del Covid 19, y ante este suceso visto el desconocimiento de la fuente se amerita realizar la química forense, que determine el origen del evento, para lo atinente a Tucacas.

Realizar las prácticas de saneamiento acordes a los danos encontrados e identificados, con personal debidamente entrenado, con equipos de seguridad adecuados, y acompañamiento con Centros de Manejo de desechos peligrosos como este caso, para el debido tratamiento final de los suelos y materiales contaminados, minimizando la improvisación como siempre se ha caracterizado el abordaje de este tipo de eventos. Posteriormente realizar el monitoreo del suelo, las aguas y fauna, y pobladores y otras variables, que estuvieron sometidas e influenciadas a los danos del crudo/ sustancias peligrosas, y evaluar en el tiempo su comportamiento y mitigación por las acciones/medidas establecidas o aplicadas, asunto demostrable que no se realiza en los eventos ocurridos en el país durante estos últimos anos.

Finalmente hay que indicar que, hasta el momento de redactar esta nota, no hay respuestas ni acciones concretas ante lo que está pasando en referencia a lo citado, por parte de las autoridades competentes, solo los alaridos de ONG y preocupados por esta situación que ocurre. Debemos concluir diciendo que en Venezuela la Recurrencia de los danos ambientales no tienen límite.

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