El diario plural del Zulia

Antonio Urdaneta // Entérate y súmate, la incapacidad ataca

En ningún momento de su historia Venezuela experimentó el suplicio de perecer en manos de un régimen gubernamental tan mediocre e incapaz. Esta es la desgracia con rostro de tragedia que hoy padecemos los venezolanos. Cada vez que el usurpador se pavonea frente a las cámaras de televisión que tiene secuestradas, la nación se prepara a los efectos de controlar sus ataques de risas, al tenor de las sandeces, los disparates y los contrasentidos que nutren sus invariables peroratas. Por supuesto, tampoco falta en sus ruidosas apariciones mediáticas, sin que fundamente sus apreciaciones, la ofensa y la amenaza contra todo lo que supone que es superior a él. ¿Qué más se puede esperar de un incapaz vestido con traje de totalitario?

Tanto en Venezuela como fuera de ella, es público, notorio y comunicacional que el país está azotado por la peor crisis económica que hayamos conocido. También es suficientemente conocido que esas crisis fueron intencionalmente planeadas por aquel oscuro personaje que se llamó Hugo Chávez. Precisamente ese fue su objetivo prioritario, cuando expropió buena parte de las empresas privadas más productivas de la nación. Del mismo modo procedió contra los propietarios de tierras con los cultivos más consumidos por los venezolanos y también por nacionales de otras regiones del continente y del mundo, puesto que éramos exportadores de todos los productos que hoy tenemos que comprar y traer del exterior.

Es lógico que una vez que comenzamos a importar, al mismo tiempo estábamos generando empleo en tierras extrañas. La falta de producción se ha traducido en escasez y carestía de alimentos y en el más alto nivel de desempleo, si comparamos con otras repúblicas de América Latina. Resultado de tan antipatriótico propósito: colapso de todos los servicios públicos, hambre, miseria y muerte. ¡Está claro aquién se puede señalar culpable mayor de la tragedia que estamos sufriendo!

Pues bien, el usurpador, probablemente inducido por su incapacidad congénita y su torpeza habitual, vuelve a arremeter contra el único sector que tiene sapiencia y valentía para asumir el reto de la reactivación económica del país. Me refiero al heroico empresario nacional. Digo heroico porque se necesita madera de héroe, para seguir invirtiendo en Venezuela, donde hay que enfrentar todos los días a un régimen antiproducción, empobrecedor y corrupto, a todas luces.

He seguido con atención especial el comportamiento patriótico indiscutible de nuestros empresarios, así como también el desenvolvimiento de los líderes de Fedecámaras y de sus cámaras sectoriales. Puedo decir, para resumir, que para poner en marcha un verdadero plan de recuperación económica en el país, nadie le ha dado gratuitamente mejores ideas al usurpador que los empresarios. Pero él espera que lo autoricen desde Cuba, para escucharlos. Esto demuestra lo que hemos temido en las últimas dos décadas: Venezuela es ya una colonia cubana.

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