El diario plural del Zulia

Antonio Urdaneta Aguirre // ¡Oído al tambor!

Son muchas las situaciones que ocupan en este momento la atención de la opinión pública, tanto por su importancia como por las consecuencias que de ellas podrían derivarse. Sin embargo hay otras menos trascendentes que pasan desapercibidas. Esta semana he decidido centrar mi preocupación en un infeliz e irresponsable ruido mediático del régimen dictatorial venezolano, cuyos efectos posibles estamos todos obligados a evitar.

Pienso que es urgente salirle al paso al ruidoso o reiterado abuso de utilizar los medios de comunicación públicos y privados, con el delictivo fin de hacerles apología a los hechos criminales del 4 de febrero de 1992. Simultáneamente ocurre algo más grave que podría considerarse como un insano ejemplo para los niños y los adolescentes en especial. Me refiero a la insolente promoción del descalificado militar que protagonizó la ejecución de los crímenes que fueron cometidos ese día.

Es bueno recordar que además de los inocentes que perdieron la vida, el autor de la acción vandálica quedó incurso en un magnicidio frustrado y un intento fallido que apuntaba a la masacre de la familia de quién entonces ejercía la Presidencia de la República. Es saludable enfatizar que dicho mandatario ocupaba ese cargo producto de un acto constitucional, puesto que se trataba de las pertinentes elecciones libres, universales, directas, secretas y absolutamente transparentes, tal como ocurría durante el período democrático que disfrutó Venezuela entre 1958 y 1998. Conviene puntualizar que el bombardeo mediático al que se ha hecho referencia, sin caer en exageraciones, comenzó hace más de un mes.

A este abominable comportamiento del usurpador y su pandilla de cómplices, se suma un voluminoso acumulado de prácticas que evidencian la delictiva intención de equiparar la memoria de Simón Bolívar, precisamente con la del monstruo del 4 de Febrero de 1992 y del 11 de abril de 2002, quien fue reclamado por Satanás y marchó al infierno con un morral repleto de delitos. ¿Será que entre los planes de la dictadura antibolivariana y antihistórica también juega la posibilidad de declarar el 4 de Febrero como la efemérides nacional más importante de Venezuela? Porque el 19 de abril, el 24 de junio, el 5 de julio, el 24 de julio y el 17 de diciembre, que de alguna manera guardan relación con el verdadero bolivarianismo, apenas le dedican minutos de promoción el día de la fecha respectiva.

Por cierto, vengan dos interrogantes como anillo al dedo: ¿Qué pensarán los militares de todo este atentado contra nuestro legado histórico del que ellos se consideran herederos? ¿Están dispuestos a reivindicarse y defender ese supuesto patrimonio suyo?

ANTONIO URDANETA AGUIRRE
Educador – Escritor
[email protected]
@UrdanetaAguirre

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