El diario plural del Zulia

Antonio Urdaneta Aguirre // Entérate y súmate ¿A quién le importa la tragedia ?

Mientras la crisis venezolana se agudiza, la esperanza de que la situación sea abordada en función de soluciones estables también parece alejarse más cada día. Por una parte el régimen sigue empeñado en mantener las políticas que han ocasionado la tragedia. Todos los sectores representativos de la sociedad han señalado caminos para salir del estancamiento, pero la ceguera y la sordera oficialista es peor que la pandemia china.

En segundo término hasta ahora la oposición política y democrática del país tampoco ofrece ni siquiera un discurso esperanzador. En primer lugar las posibilidades de ver unidas a las fuerzas opositoras, apenas sigue siendo un deseo de la mayoría del pueblo, pero las organizaciones partidistas que dicen oponerse al régimen continúan dinamitando los pocos puentes que surgen para el entendimiento entre ellos.

Es obvio que en Venezuela es indispensable que los sectores sociales y políticos que hoy se mantienen en estado de confrontación permanente, se convenzan de que es necesaria una tregua. Concientizarse de esta realidad es el primer paso, el esfuerzo requerido, para poder tenderle puentes a un entendimiento nacional, por el cual clama la sociedad venezolana. Es tiempo que los políticos admitan cuánto daño le han hecho a su país.

Desde hace tiempo abundan los comentarios sobre posibles conversaciones entre los bandos políticos en pugna aquí en Venezuela; pero nada preciso se sabe al respecto. Al contrario, todos los discursos provenientes de la clase política, cada vez apuntan menos hacia las posibilidades de un acuerdo de aborde, en primer término, la magnitud de la tragedia y de qué manera enfrentarle. Ninguna luz se observa al final del túnel. 

Lamentablemente tampoco se aprecia una actitud diligente, constante, por parte de la sociedad civil. Ésta dispone de escenarios como las universidades, las academias, los organismos empresariales, las agremiaciones profesionales y los estudiantes, de donde también se evidencia la ausencia de señales concretas en cuanto a lo que es necesario hacer en Venezuela. El 85% del país que rechaza y repudia la actuación de la dictadura, sigue sin rumbo fijo y, probablemente, desesperanzado. ¿Perdió nuestro liderazgo la sensibilidad humana?

 

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