El diario plural del Zulia

Antonio Urdaneta Aguirre // El estado venezolano

El Art. Primero de nuestra Constitución establece el siguiente principio fundamental: “Venezuela es un Estado Social de Derecho y de Justicia”. Cualquier ciudadano de país alguno, que se apropie de este postulado, se sentiría orgulloso de hacerlo suyo, puesto que el contenido por sí solo expresa el propósito medular del texto constitucional. Y, en efecto, éste contempla avances muy significativos en cuanto a los derechos, garantías y privilegios sociales, políticos y económicos de los cuales debería disfrutar el pueblo.

Por ironía del destino fue el propio Hugo Chávez, bajo la investidura de Jefe de Estado de Venezuela, en ejercicio de funciones mal entendidas, o movido por sus convicciones dictatoriales, quien sin escrúpulo alguno empezó a “borrarle” artículos a la Constitución. Se dio cuenta de que el contrato social que los venezolanos habían adoptado y aprobado en diciembre de 1999, ahora lucía como una camisa de fuerza, que le impediría coronar sus desmedidas ambiciones de poder.

Han transcurrido veinte años y, en ese tiempo, la Carta Magna de Venezuela ha sido volteada, al derecho y al revés, centenares de veces. Evidentemente la dictadura que concibió e implantó Hugo Chávez, a estas alturas se puede ver de cuerpo entero. La Constitución ha sido y es objeto de violaciones continuas y descaradas, según sean, en cada ocasión, las conveniencias del régimen; una dictadura militar, con un títere civil al frente, cuyas características y su criminal desempeño reúne todas las condiciones para ser calificada como nazicomunista.

Pues bien, ese primer principio constitucional que define a Venezuela como un “Estado Social de Derecho y de Justicia”, lo hizo añicos la dictadura militar. En estos días aciagos que vive Venezuela, su Estado es una síntesis de los peores calificativos, a saber: forajido, corrupto, comunal, fallido, criminal, satánico, corruptor y, como si fuese poco, internacionalmente está en la misma lista de los narcoestados. Todos estos supuestos, si así lo quieren ver los más allegados al régimen, se podrían resumir en esta nueva definición: “Venezuela es una Estado comunista, sin Derecho y de Injusticia”. ¡Esta es la dramática realidad de la que fue democracia modelo del continente!

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