El diario plural del Zulia

Antonio Urdaneta Aguirre // 3 "F" y un alacrán

El giro que ha tomado el ejercicio político en Venezuela, desde el propio amanecer del 2020, vino lleno de alarmantes signos de preocupación. Es cierto que en los últimos tiempos la ética de las organizaciones partidistas y sus niveles direccionales del más alto rango, acusan comportamientos y desviaciones que, como valor agregado negativo a lo que ya venía sucediendo, los aleja significativamente del cometido inherente a tan delicada función social.

Se observan conductas políticas casi impensables, difícil de creer para quienes carecen de apropiada información al respecto. Una sorpresiva actitud de un pequeño puño de dirigentes de varios partidos, empezó a dar muestras de
sospechosa actuación, dadas sus coincidencias con el más cuestionado desempeño de las cúpulas del régimen militar
dictatorial del país. Hace cinco meses, aproximadamente, ese liderazgo –si así se le puede considerar todavía–, sin el menor escrúpulo, a pesar de su raquítica influencia en la nación, se atribuyó la representación del pueblo venezolano, a los efectos de formalizar un “diálogo” con el régimen, supuestamente para buscarle solución a la tragedia multifacética que atraviesa Venezuela.

Con bombos y platillos se anunció la farsa montada por los disidentes “opositores” y la cúpula podrida del PSUV. Desde el primer momento los “dialogantes” ocultaron poco su “luna de miel”. Por supuesto, mientras el tiempo pasa, el nuevo entretenimiento oficialista permite la oxigenación del gobierno totalitario. En esa misma medida los desertores de la unidad democrática, como si esa fuese la función para la cual habían sido convencidos, se pavonean en los medios de comunicación, tanto del régimen como particulares controlados por éste, para difundir los principales “acuerdos” de la que llaman la “mesita de noche”.

Llama poderosamente la atención que dos de esos “acuerdos” son la designación de un Consejo Nacional Electoral por parte del Tribunal Supremo de Justicia secuestrado por Miraflores, y el rechazo a las sanciones internacionales que les han sido impuestas a personeros de la dictadura, del más alto rango, incursos en graves delitos internacionales.

¿Cuál será el incentivo que los une para que piensen igual? Esta interrogante se presta para diversas respuestas. ¡Se espera que ninguno de ellos tenga que ver con una picada de alacrán!

Como ésta es una nueva calamidad que se agrega a la tragedia ya existente, la ética obliga a señalar nombres o apellidos de los principales involucrados: Falcón, Felipe y Fermín (3 “F”), Timoteo y Bertuchi. A ellos, cuando los están entrevistando, el “optimismo” los invade de pies a cabeza. ¡Hay quienes pensamos que la euforia se debe a “sus logros”! Esto es todo lo que la prudencia permite decir; sin embargo, la intuición y la malicia de la gente de a pie, es más indagadora que quienes opinamos: pueden llegar a muchas otras conclusiones. ¡De todas maneras, siempre habrá que tomar en cuenta la fiesta de los alacranes!

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