El diario plural del Zulia

Aires de libertad, por Judith Aular de Durán

Hoy 19 de abril, celebramos 207 años de nuestra declaración de independencia. ¡Como ha pasado el tiempo y ha evolucionado nuestra sociedad!

Los aires de libertad que empezaron a surgir aquel Jueves Santos, cuando el pueblo caraqueño se sublevó en contra de la monarquía española que nos dominaba y nos tenía como colonia, en estos días recobran su sentido más puro y hacen evocar a todos los venezolanos aquella frase de nuestro himno nacional: “Seguid el ejemplo que Caracas dio”.

Aquel 19 de abril de 1810, conocido en nuestra historia como el primer paso hacia nuestra libertad, el pueblo congregado en la Plaza Mayor de Caracas, esperaba que saliera el capitán general de Venezuela, Don Vicente Emparan. Cuando el gobernante sale al balcón del Cabildo y pregunta: “¿Caraqueños, están conformes con mi gobierno?”, el padre José Cortes de Madariaga que se encontraba detrás de él empezó a hacer señas de negación con las manos y el pueblo gritó: “No, no”.

Emparan al ver la reacción de la gente contestó: “Pues yo tampoco quiero mando”. Esas palabras aún retumban en nuestra historia, fue la declaración de independencia, que fue ratificada el 5 de julio de 1811, con la firma del acta.

Pero dos siglos después, yo pregunto ¿realmente somos tan independientes como lo queremos ser? Han transcurrido muchos años y han pasado muchas cosas que nos han traído hasta el sol de hoy, pero es lamentable que aún no hayamos alcanzado la independencia plena.

No podemos pasar por alto el compromiso y el rol que han asumido nuestros estudiantes en la lucha por nuestra independencia, hasta hoy día. Una independencia que parece una utopía en el país con las mayores reservas petroleras del mundo, grandes recursos naturales y un potencial humano incalculable.

Quizás sean culpa de los gobernantes que han estado de turno. El peso de responsabilidad que tienen sobre sus hombros, delegado por un pueblo que espera con ansias un cambio prominente en el país, es la principal razón de la investidura que portan y que muchas veces olvidan.

Muy pronto, llegará el día en que el Estado y las fuerzas productivas de Venezuela entenderán que lo más sensato y conveniente para todos es invertir en nuestra juventud, sólo así volveremos a dar un paso hacia la independencia que tanto anhelamos.

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