El diario plural del Zulia

2017: Venezuela, siglo XXI, por Ángel Rafael Lombardi

Ya no es chavismo sino salvajismo. El régimen cercado internacionalmente, aislado en realidad, solo la íngrima Cuba y sus servicios secretos, hacen lo imposible para mantener a un gobierno que actúa fuera de las Leyes y los Derechos Humanos. Internamente, la calle, la protesta civil, ya va a llegar a los dos meses, y en vez de amenguar lo que hace es crecer en entusiasmo y convicción democrática. Los violentos terminan siendo los represores, cuyas actuaciones desmedidas representan crímenes de lesa humanidad que no preescriben. Es contraproducente, desde todo sentido ético y jurisdiccional, el predominio militar sobre el mundo civil en pleno siglo XXI.

Mariano Picón Salas (1901-1965) sostuvo que luego de la muerte del tirano Juan Vicente Gómez (1857-1935), Venezuela entró al siglo XX, en el año 1936. Nosotros podemos hacer un paralelismo y sostener que el chavismo en el año 1992, interrumpió nuestro decurso histórico y terminó haciendo del anacronismo, en un sentido involutivo, su principal referente. Cuando se pensó que el país entraba con certeza al siglo XXI, casi todo degeneró en una terrible decadencia. El chavismo utilizó la institucionalidad democrática para destruirla sin contemplaciones, aunque disimulando las formas, desde una lógica populista y primitiva desde el control del estamento militar y la principal fuente de la riqueza nacional: el petróleo. Ya hoy, al desnudo, sabemos todos que es una voluntad de poder descarriada.

Manuel Caballero (1931-2010), sostenía, en un ensayo excesivamente optimista, que el venezolano del año 1982 era: “pacífico”, “civilizado”, “sano”, “culto” y “democrático”. Hoy en 2017, el venezolano es un ser defraudado, maltratado, más empobrecido, hambreado, desamparado y deprimido, pero sobretodo, indignado. El éxodo despavorido de tres millones de venezolanos hacia el exterior es una prueba elocuente de esto que decimos: no se fueron como turistas a pasear.

El chavismo sacó de nuestro subconsciente colectivo a las hordas coléricas de José Tomás Boves (1782-1814) y sus desarrapados, y se dedicó a sembrar semillas de odio atizando el resentimiento social, sin procurar atender las causas de fondo de la desigualdad.

¿Sano? El más reciente boletín oficial del despacho de salud le costó el cargo a la Ministra de turno. Su pecado fue el de no seguir mintiendo sobre la crisis humanitaria por la falta de medicamentos y los brotes de malaria y difteria, además de señalar un incremento importante de la mortalidad materna e infantil. ¿Culto? Ni siquiera el Presidente actual tiene estudios universitarios y los niveles de abandono escolar son los más altos del mundo.

¿Democrático? Sí, podemos afirmar tajantemente que la sociedad venezolana no se resigna pasivamente en abandonar el proyecto democrático por el cuál empezó a luchar desde el año 1936. Qué existe toda una conciencia política internalizada sobre la necesidad de volver a entrar en la historia, liberándonos de la actual condición de pordioseros y esclavos de una minoría autócrata. Nuestras esperanzas están puestas en este año 2017, para recuperar la paz y un proyecto de país inclusivo, abierto y moderno.

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