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Yoselín Álvarez, la ingeniera venezolana que se apasiona por la minería en Chile

Casi cinco años después de su llegada a Chile, esta venezolana, de 30 años, destaca como soporte de ventas al cliente en Sandvik Chile, un grupo de ingeniería dedicado a la minería y excavación de rocas, corte de metales y tecnología de los materiales

El camino laboral en Chile de Yoselin Álvarez, ingeniera en telecomunicaciones, ha sido diverso. Trabajó en un call center, como garzona, jefa de garzones, encargada de casa de cambio, ejecutiva de cuentas y locutora en la primera radio de venezolanos en Chile: Radio Chévere.

Casi cinco años después de su llegada al país, esta venezolana, de 30 años, destaca como soporte de ventas al cliente en Sandvik Chile, un grupo de ingeniería dedicado a la minería y excavación de rocas, corte de metales y tecnología de los materiales.

Aún recuerda lo complicado que fue, en sus primeros meses, entender el particular lenguaje de los chilenos. “Por ejemplo, no entendía la expresión ‘te pasaste’. La primera vez que me lo dijeron fue donde trabajaba y sentí que había hecho algo muy malo. Hasta que me explicaron que era todo lo contrario…”, rememora.

Su experiencia en la radio, desde agosto de 2017 hasta octubre de 2019 fue terapéutica. Yoselín realizó varias coberturas de eventos con artistas venezolanos.

Una experiencia muy bonita. Yo en Venezuela hice radio durante ocho años continuos y para mi hacer radio aquí fue un sueño hecho realidad”.

Ese trayecto para poder establecerse en el ámbito laboral, asegura, no ha sido fácil. “Es indispensable hablar inglés para poder optar por un buen cargo en el área de las telecomunicaciones. Actualmente estoy en el área de la minería y es un mundo muy fascinante y más en un país como Chile donde su principal actividad económica es esta”, explica la nacida en San Félix, estado Bolívar, pero criada en Puerto Píritu, estado Anzoátegui.

Sin embargo, Yoselin no se rinde y en se prepara en el Wall Street English para seguir creciendo. Detalla que su oficio cada día le gusta más. “Me encanta aprender. El minero, en general, es un campo muy extenso de explorar. Comencé no conociendo nada y hoy puedo decir que entiendo sus procesos y lo fascinante que es”, cuenta.

El entusiasmo de Álvarez es desbordante. Siente que creció espiritualmente durante esta etapa migratoria y que ha realizado aportes no tan grandes, pero sí muy significativos.

En lo personal siento que he ayudado a muchas personas a tomar la decisión de migrar. he podido enseñar a otros también a perder su miedo escénico y, lo más importante, hago a mi familia sentirse orgullosa de mí y para mí eso no tiene precio”.

Álvarez llegó a Santiago en agosto de 2016, en un viaje por tierra que duró ocho días y con condiciones muy distintas a las actuales. “Salí desde Puerto Píritu hasta Chile pasando por Brasil, Bolivia y todo el desierto de Atacama hasta llegar a Santiago. En general lo volvería a hacer. Fue un viaje cargado de aventuras y la recompensa ha sido contar con una mejor calidad de vida hoy en este país”.

 

¿Cómo calificas a los venezolanos migrantes en el mundo y en Chile?

Siempre le daré cinco estrellas a todo el venezolano que toma la decisión de partir de su hogar en búsqueda de una mejor calidad de vida para sí mismo y su familia. Es admirable la determinación y las experiencias que por individual se tiene.

¿Qué percibes de ellos?

En su mayoría que son gente trabajadora y muy bien preparada para cada reto esto independientemente de su grado académico.

¿Que es lo que más le gusta y lo que menos de Chile como sociedad?

Me gusta lo apasionada y libre que es la sociedad chilena. Ellos se expresan como y cuando quieren. Lo que no me ha gustado tanto son los hechos de violencia y vandalismo que hemos visto desde el pasado 18 de octubre de 2019 por el estallido social, pero creo que es parte de la historia que Chile tiene que vivir.

¿Qué mensaje le da a la migración venezolana en Chile y el mundo?

Luchen por sus metas. Levántense así no tengan ganas. Lloren cuando sea necesario y recuerden que no están solos en esto de migrar. Hoy somos millones los que estamos en la misma situación y tenemos a alguien a quien extrañar y que nos extrañe, y lo más importante siempre, recuerda que los sueños no tienen fecha de vencimiento”.

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