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Según el Banco Mundial, la inflación global continuará al alza hasta 2024

La guerra en Ucrania o el mundo pospandémico son factores que cooperan, según el Banco Mundial, para apuntalar sus malas previsiones sobre el aumento del costo de la vida a escala mundial

"Proceso económico provocado por el desequilibrio existente entre la producción y la demanda, que causa una subida continuada de los precios de la mayor parte de los productos y servicios y una pérdida del valor del dinero para poder adquirirlos o hacer uso de ellos". Así es como define la Real Academia de la Lengua Española (RAE) a la inflación.

Trasladando esta definición al lenguaje común, hablamos del costo de la vida. Según las más recientes proyecciones del Banco Mundial, este seguirá al alza hasta 2024.

Las consecuencias de la pandemia de Covid-19; los efectos de la guerra en Ucrania, que ha disparado los precios de la energía y los alimentos; e incluso los últimos confinamientos por rebrotes de coronavirus en ciudades chinas como Shanghái, estratégica para la economía y el comercio mundial, son algunas de las principales causas que están detrás de la creciente inflación a escala mundial, reseñó France 24.

De acuerdo con los datos ofrecidos por el organismo multilateral, en cerca de la mitad de las economías más prosperas del globo la inflación se sitúa en estos momentos por encima del 5%.

El endurecimiento de la política monetaria de los bancos centrales para poner freno al aumento de las tasas inflacionarias ya estaba presente antes del inicio de la invasión rusa el pasado 24 de febrero.

Sin embargo, el conflicto bélico a las puertas de Europa, que tiene como protagonistas a dos de los grandes exportadores mundiales de productos básicos y recursos energéticos, ha disparado más aún los precios de las materias primas que, en último término, tiene una traducción negativa para los bolsillos de los ciudadanos.

Si la guerra en Ucrania se prolonga o se siguen imponiendo sanciones adicionales a Rusia, los precios podrían seguir aumentando y ser más volátiles de lo que se espera actualmente”, apuntó el Banco Mundial.

El organismo también resaltó en su informe que el conflicto bélico en suelo ucraniano es factor el económico más nocivo para el mundo en términos inflacionarios desde la década de los años 70, incluso por encima de la crisis económica de 2008, que asoló a un buen número de las principales economías globales.

Y es que la guerra, principalmente, aunque no sólo, está generando restricciones en el comercio de combustibles, alimentos y fertilizantes agrícolas, que hacen que suba el costo de estos bienes.

Antes de que la invasión rusa en Ucrania dinamitara cualquier proyección, a principios de 2022 el Banco Mundial ya hablaba de una "pronunciada desaceleración" de la economía mundial después del efecto rebote que sufrió esta luego de los estrictos confinamientos que se vivieron en 2020 durante los primeros meses de la pandemia.

"La economía mundial se enfrenta simultáneamente a la Covid‑19, la inflación y la incertidumbre respecto de las políticas; el gasto público y las políticas monetarias se adentran en un territorio desconocido. El aumento de la desigualdad y los problemas de seguridad son particularmente perjudiciales para los países en desarrollo", afirmó a principios de enero el presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass.

Rusia y Ucrania: en guerra dos principales exportadores de recursos

Rusia y Ucrania son dos de los principales exportadores mundiales de recursos energéticos y materias primas.

Por su parte, Rusia es el principal exportador de fertilizantes nitrogenados y gas natural, y el segundo exportador a escala global de petróleo crudo. Mientras, en Ucrania, sus producciones de trigo suponen un tercio de las exportaciones mundiales de este cereal, así como produce el 80% del aceite de girasol del mundo y el 19% del maíz.

El bloqueo de las vías terrestres y marítimas de exportación en Ucrania por los ataques de las tropas rusas o las sanciones impuestas por una parte de la comunidad internacional al régimen de Vladimir Putin complican aún más la delicada situación inflacionaria.

Según las previsiones del Banco Mundial, la interrupción de las exportaciones de estos bienes supondrán que el precio de la energía suba más de un 50% este año, aunque, en paralelo, el organismo espera que los precios se estabilicen y empiecen a bajar durante 2023 y 2024.

Asimismo, hasta 2024 el costo de los productos agrícolas y minerales está previsto que crezca un 20%, aunque depende de cuánto se extienda el conflicto armado en Ucrania y de cuánto se prolonguen las sanciones económicas a Rusia.

En estos momentos, los bancos centrales están buscando alternativas mediante propuestas de reducción o congelación de los precios de algunos bienes con el objetivo de estimular los mercados y favorecer la inversión directa.

Antes del estallido de la guerra este mecanismo ya lo promovió, por ejemplo, el Gobierno argentino del progresista Alberto Fernández, que en octubre de 2021 propuso la congelación de los precios de 1.247 productos durante 90 días para hacer frente a una inflación disparada.

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