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Reactivan construcción del parque eólico en La Guajira, pero en la colombiana

El gobierno de Colombia logró acordar con comunidades ancestrales su participación activa en las obras tras bloqueos y protestas. En Venezuela se recuerda con mal sabor el proyecto de energía eólica en Caimare Chico, la destrucción, el olvido y el extravío de más de 200 millones de dólares.

El Parque Eólico Windpeshi en La Guajira se está reactivando, marcando un hito importante en el campo de la energía renovable de Colombia. La obra tendrá una capacidad de generación de 1.011 gigavatios-hora/año, lo que beneficiará a aproximadamente 500 mil hogares de los municipios Maicao y Uribia.

Así lo informó Irene Vélez, la ministra de Minas y Energía del gobierno de Colombia que se marca un avance importante energía verde si logra llevarlo a cabo hasta el final. El proyecto se enmarca en un plan nacional para la “Transición Energética Justa”.

La obra, que había presentado retrasos según autoridades por conflictos con comunidades indígenas desde 2021, retomaría su desarrollo una vez logrados nuevos acuerdos que ya estarían cerrados, según informó el Diario del Norte.

"El objetivo del Gobierno Nacional es asegurar que los proyectos de transición energética también mejoren la calidad de vida de los habitantes y comunidades indígenas en las áreas de influencia. Desde el Ministerio de Minas y Energía, siempre estamos dispuestos a facilitar el diálogo entre las partes, garantizando los derechos humanos y la protección del medio ambiente", afirmó la ministra Irene Vélez.

La noticia repercute en Venezuela como un mal recuerdo. El país, que tras más de 12 años vive constantes crisis eléctricas, no ha podido sacar adelante su proyecto de energía eólica en la Guajira, una de las regiones con mayor potencial para la generación. En el caso venezolano no se trató de protestas o bloqueos de comunidades originarias, sino más bien de saqueos y escándalos de corrupción.

El proyecto venezolano, que data de 2011, planteaba la instalación de 36 aerogeneradores que aportarían unos 77 MW al Sistema Eléctrico Nacional con presupuesto aprobado de más de 200 millones de dólares para su arrancada.

En una primera fase se instalaron 12 máquinas en la población de Caimare Chico. Era abril de 2013. El propio Maduro prometía que para 2019 el parque ya estaría produciendo 2 mil MW. La gestión del proyecto estaba en manos de la Corporación Eléctrica Nacional y la construcción a cargo de la empresa argentina Industria Metalúrgicas Pescarmona (Impsa).

En 2016 ya no funcionaban. El entonces ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Dominguez, informaba que el complejo había sido atacado por vándalos, y el escándalo saltaba. La Guardia Nacional no había hecho nada para frenar los saqueos.

A principios de 2021 coberturas especiales del reportero zuliano Lenín Danieri, daba cuenta vía imágenes y testimoniales del abandono de la millonaria obra. De las 12 torres dos estaban completamente caídas y en pedazos. Hoy no se produce energía eléctrica alguna.

 

 

Mientras tanto en Colombia el Gobierno desbloquea conflictos con comunidades indígenas de Romana y Julapa y las invita a formar parte del proyecto como contralores de la obra. De hecho se han instalado mesas para el seguimiento del proyecto y para asegurar el diálogo contínuo entre las poblaciones ancestrales y el Ministerio de Minas y Energía.

 

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