Piden 81 años de cárcel para conductor que causó muerte de migrantes venezolanos en Nicaragua
Un total de 81 años de cárcel pidió el Ministerio Público de Nicaragua para Alfredo Antonio Palma, conductor del autobús que se fue al fondo de un abismo donde fallecieron 16 personas. Entre las víctimas hay 15 de nacionalidad venezolana y una nicaragüense.
La tragedia ocurrió la noche del miércoles 27 de julio en la cuesta Cucamonga, en el kilómetro 171, de la carretera Panamericana Norte.
En el accidente además resultaron 47 personas lesionadas. La Fiscalía pidió la pena de cuatro años por cada uno de los fallecidos, un año por los lesionados leves y dos por lesiones graves, para un total 81 años de cárcel.
El juez Efrén Antúnez, tras escuchar la confesión del reo lo declaró culpable por los delitos de homicidio imprudente, lesiones graves y leves. Se espera que en los próximos días se dé lectura a la sentencia.
La abogada del conductor solicitó únicamente dos años y seis meses de prisión, según informó el medio local de Nicaragua La Prensa.
El autobús tenía una capacidad para 61 pasajeros, pero en él iban aparentemente unos 100 migrantes que intentaban llegar a la frontera con Honduras, en su intento por llegar a Estados Unidos.
La sentencia será dictada por un juez Local Penal y los sobrevivientes insisten en que debe aplicarse “mano dura” para el chofer.
La tragedia de la Cucamonga se registró la noche del miércoles 27 de julio. Las víctimas que quedaron con vida relataron en su momento que el conductor iba a exceso de velocidad y pese a que ellos pidieron que condujera con prudencia, éste no les hizo caso, hasta que el bus impactó a dos vehículos, lo que provocó que perdiera el control y cayera al precipicio.
Los cuerpos de los 15 migrantes venezolanos fallecidos en el accidente, fueron repatriados el pasado 10 de agosto a su país, tras coordinaciones entre la administración de Daniel Ortega y Nicolás Maduro.
“Este conductor nos amargó para toda la vida porque tuvimos una pérdida de un familiar. Eso jamás se va a olvidar y ese 27 de julio jamás será olvidado. Todas las noches y todos los días recordamos ese trágico momento”, admitió Leonardo Cortés, un migrante venezolano que sobrevivió al accidente y que hoy reside en EE. UU.
“Le gritamos que por favor no metiera más gente y que parara, que nos dejara hacer una parada porque veníamos cansados y que el bus venía oliendo a quemado, que lo revisara. Él nunca nos prestó atención, simplemente echó a reír y siguió, y venía a una velocidad muy alta”, recordó.
