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"Nueva York es un desastre, ya no te sientes seguro": zuliana relata cómo el hampa tomó Manhattan

Desde el 1 de enero, la policía ha detectado 32 robos a mano de motorizados. Recientemente fueron aprehendidos siete venezolanos vinculados a una banda dedicada a arrebatar celulares. “Ya no vives la experiencia tan bonita como cuando llegaste a este país, ya no te sientes seguro”, expresó Jhuliana Márquez, zuliana residenciada en la ciudad

Los colores vibrantes de la Quinta Avenida, los imponentes edificios y la auténtica experiencia turística del área metropolitana de Nueva York, se han visto opacados por la delincuencia callejera desatada a manos de migrantes latinoamericanos.

“Andan en ciclomotores, scooters y roban propiedad de los neoyorquinos, como iPhones y billeteras”, así describió el alcalde Eric Adams la ola de robos que mantienen azotados a los habitantes y turistas de la primera ciudad del mundo.

El mandatario afirmó que existe un gran auge de al menos 62 incidentes, 32 de estos en el mes de enero, donde los que asaltantes buscan robar bolsos, celulares y prendas de valor. Investigaciones realizadas por la policía indican que los involucrados son migrantes, en su mayoría, venezolanos.

La situación se suma como otra de las dificultades que los connacionales deben afrontar durante su estadía en la movida localidad norteamericana. Jhuliana Márquez, zuliana residenciada en Long Island desde hace cinco años, relató en una conversación telefónica con Versión Final cómo la delincuencia callejera ha afectado Manhattan, considerado el corazón de “la Gran Manzana” y uno de los centros culturales y comerciales más importantes del mundo y de acuerdo con la criolla, es el actual epicentro de la ola de robos.

Nueva York está muy feo, ya no vives la experiencia tan bonita como cuando llegaste a este país, ya no te sientes seguro", afirmó.

Decepcionada y llena de incertidumbre, la madre de un joven y una niña zulianos asegura que “ha habido un cambio total” en los últimos meses a raíz de la crisis migratoria. Desde sus horas de salida y entrada, hasta su forma de vestir han tenido que ser modificadas en aras de su propia protección.

"Antes podías salir con una cadena de oro, ahora te restringes de usarla porque escuchas lo que está sucediendo, que están robando teléfonos, que te rompen las cadenas, ahora te sientes más inseguro”, afirmó.

Jhuliana destacó que los robos "son a cualquier hora". "Hay calles que son muy solas en el mediodía, también en la noche (...) Ahora tú vas caminando por la calle y no sientes la misma tranquilidad de antes, que sabías que no te iba a pasar nada", manifestó.

Relató que ha tomado como previsión no visitar la gran manzana, debido a que “ahora se siente más la inseguridad” al entrar en la conocida zona turística, por lo que se mantiene en Long Island, donde asegura que puede tener apartados a sus dos hijos de la delincuencia.

“¡Eso lo que da es pena!”

Este lunes 5 de febrero, la policía de Nueva York dio con la vivienda de un venezolano que figura como líder de la banda que orquesta los robos en Manhattan y otros distritos. En un allanamiento a su propiedad ubicada en El Bronx, uno de los barrios más peligrosos de EE. UU., fueron capturados siete venezolanos, mientras que él está prófugo de la justicia.

Identificado como Víctor Parra, de aproximadamente 30 años de edad, es el rostro que vinculan con el caos delincuencial en la zona. De acuerdo con el detective del organismo de seguridad, Joseph Kenny, el criollo recibía los celulares robados para hackear cuentas bancarias y vaciarlas. Posteriormente, enviaba los equipos a Venezuela y Colombia para su venta de segunda mano.

Investigaciones de la policía de Nueva York acusan al venezolano Víctor Parra

El detective Kenny aseguró que “esta red de ladrones vive predominantemente en el sistema de refugios para inmigrantes”, declaración que explicaría las recientes pesquisas y detenciones ejecutadas en refugios de Nueva York.

La zuliana Jhuliana Márquez manifestó su indignación por los eventos registrados en su lugar de residencia, asegurando que esto solo incrementa la xenofobia y les cierra las puertas para oportunidades laborales a los venezolanos.

“En realidad esto da vergüenza porque uno, que vino verdaderamente a forjar un futuro en este país, escucha hablar a los demás y decir que los venezolanos roban, que son flojos y no les gusta trabajar, ¡Eso lo que da es pena! La verdad uno no quiere ni hablar, se siente muy incómodo", apuntó.

Márquez expresó que “hasta para buscar un trabajo es difícil”, debido a que, sumado al obligatorio permiso de trabajo que toma tiempo tramitar, las empresas “ya no les tienen confianza a los venezolanos”.

Eso es un tema bastante fuerte aquí, ahora las empresas no saben quién está buscando empleo para ser responsable o quién lo está buscando para hacer algo malo (…) Por los que vinieron a hacer cosas indebidas ahora pagamos los que vinimos a hacer cosas buenas”, explicó.

Miles de criollos en EE. UU. y decenas de robos

Pese a la implementación del Parole Humanitario y la reactivación de vuelos de deportación directos al país petrolero, la crisis se escapa de las manos de las autoridades.

La cadena CBS News reportó que, durante el mes de septiembre, 50 mil migrantes provenientes de Venezuela cruzaron la frontera con México, representando una cuarta parte de todas las detenciones de la Patrulla Fronteriza durante este período.

“Ha entrado cantidad de personas y eso es lo que ha traído el desorden a la ciudad de Nueva York (…) Aquí se habla de que miles y miles de migrantes entran a diario (por la frontera), cuatro mil, cinco mil personas al día”, aseguró la zuliana.

A juicio de Jhuliana, el incontrolable ingreso de ciudadanos ha traído como consecuencia que ciudades fronterizas como Bronsville o El Paso ya no sean alternativas de estadía para los venezolanos, sino que buscan otros horizontes en el país norteamericano. "Ahora está entrando mucha gente y no dan abasto en el área donde los retienen, los dejan que entren y entren (…) Ya aquí no hay la tranquilidad que se solía sentir cuando yo llegué”, agregó.

La solución más cercana que la venezolana ha observado en la región es que, ante la casi inexistente posibilidad de trabajar sin documentación en regla, el Estado está próximo a subir el precio de la tramitación del permiso de trabajo, pasando de $200 a $500, sin embargo, esta medida también podría contribuir con las actividades ilícitas. “Imagínate, ¡menos van a poder hacer su documentación! Esas personas que llegaron aquí, no tienen dinero para resolver y no tienen trabajo para pagar $500, no tienen ni siquiera donde vivir”, expresó.

Relató que la dificultad para encontrar trabajo es uno de los aspectos más complejos de sobrellevar para la comunidad migrante debido a los altos costos de vida en la ciudad.

“Yo pago aquí de alquiler $2.700, en comida $1.500 y trabajamos mi esposo, mi hijo mayor y yo (…) Aquí la vida es bastante costosa y lamentablemente muchos migrantes piensan que van a poder venir y hacer dinero fácil o rápido. Aquí pagan bien, pero la vida es más costosa que en cualquier otro estado”, aseguró la marabina.

Explicó que, para venezolanos que están desempleados o tienen muy bajos ingresos, también existen otros condados donde el alquiler de viviendas es más accesible, "pero son zonas donde no puedes criar a tus hijos". "Este es el costo que tienes que pagar para la vida que les quieres dar a ellos: buenos colegios, zonas seguras", agregó.

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