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"No habrá venganza", promete vocero de los talibanes tras la toma de Kabul

La "transferencia pacífica" a la que aspiran los talibanes implica que la ciudad y el poder sea entregado "al Emirato Islámico de Afganistán y luego tendremos un gobierno islámico inclusivo donde todos los afganos tendrán participación"

Suhail Shaheen, portavoz del Talibán, le dijo a la BBC en una entrevista televisiva en vivo que los militantes quieren una "transferencia pacífica del poder" en Afganistán en los próximos días y que no buscarán venganza.

"Somos los servidores del pueblo y de este país. Nuestros líderes le han dado instrucciones a nuestras fuerzas para que permanezcan a las puertas de Kabul, que no entren a la ciudad", dijo el portavoz a la periodista Yakda Hakim.

La "transferencia pacífica" a la que aspiran los talibanes implica que la ciudad y el poder sea entregado "al Emirato Islámico de Afganistán y luego tendremos un gobierno islámico inclusivo donde todos los afganos tendrán participación".

Dicha participación, según explicó el portavoz, permitiría la inclusión de "otros afganos" pero no ofreció mayores detalles. Además, aseguró que las mujeres y niñas podrán seguir teniendo acceso a la educación y al trabajo, pero deben vestir obligatoriamente el hijab (velo).

Presidente de Afganistán abandonó el país

El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, abandonó el país este domingo 15 de agosto uniéndose a afganos y extranjeros en una estampida que huye del avance de los talibanes y marcando el fin de un experimento occidental de 20 años destinado a rehacer el país, refierió AP.

En declaraciones tras su salida de la nación, Ghani aseguró que abandonó Afganistán para "evitar un baño de sangre", al tiempo que admitió que "los talibanes ganaron".

La agencia Al-Jazeera informó que los talibanes tomaron el palacio presidencial de Kabul, y procedieron a tomarse fotos como vencedores del conflicto. Mientras, los ciudadanos están desesperados debido a las amenazas y asesinatos.

Helicópteros sobrevuelan la ciudad para evacuar al personal de la embajada de Estados Unidos. El humo se elevaba cerca del complejo mientras el personal destruía documentos importantes. Varias otras misiones occidentales, como España que estableció su embajada provisionalmente en el aeropuerto, también están sacando a su gente.

Los civiles, que temen que los talibanes vuelvan a imponer el tipo de gobierno brutal que prácticamente eliminó los derechos de las mujeres, se apresuraron a abandonar el país también, haciendo fila frente a los cajeros automáticos para retirar los ahorros de toda su vida. Los más pobres, que dejaron sus hogares en el campo pensando que en la capital era más seguro, permanecían por miles en parques y espacios abiertos por todo Kabul.

En una espectacular ofensiva, el Talibán capturó casi todo Afganistán en algo más de una semana, pese a los cientos de miles de millones de dólares invertidos por Estados Unidos durante casi dos décadas para reforzar las fuerzas de seguridad afganas. Apenas unos días antes, un análisis militar estadounidense estimó que pasaría un mes antes de que la capital se viera presionada por los insurgentes.

El Talibán ha derrotado, incorporado o hecho huir a las fuerzas de seguridad afganas en buena parte del país, a pesar de que el Ejército de Estados Unidos prestó algo de apoyo aéreo al gobierno afgano.

El vocero talibán Suhail Shaheen dijo al canal en inglés de la televisora qatarí Al-Jazeera que los insurgentes “esperan un traspaso pacífico de poder de la ciudad de Kabul”. Declinó dar detalles sobre posibles negociaciones con el gobierno.

Sin embargo, cuando se le preguntó qué clase de acuerdo querían los talibanes, Shaheen reconoció que buscaban una rendición incondicional del gobierno central.

Los negociadores talibanes se dirigían al palacio presidencial para acordar el traspaso de poder, según un funcionario afgano que habló bajo condición de anonimato por temor a represalias. Todavía no estaba claro cuándo se haría ese traspaso.

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