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Hollande reconoce un problema con el islam en Francia y demasiada inmigración

El presidente francés, François Hollande, cree que Francia tiene "un problema con el islam", porque quiere ocupar el espacio público, al tiempo que considera que hay demasiada inmigración en su país.

Así se desprende de las confesiones que el jefe del Estado ha hecho a lo largo de su mandato a dos periodistas del diario "Le Monde", Gérard Davet y Fabrice Lhomme, que las publican mañana en un libro con el título "Un président ne dévrait pas dire ça..." ("Un presidente no debería decir eso...").

"Hay un problema con el islam, porque pide lugares de culto, ser reconocido. No es el islam lo que provoca el problema en el sentido de que sea una religión peligrosa, sino porque quiere ser reconocida como una religión en la República", indica Hollande, según reseña EFE.

"La mujer con velo de hoy será la Marianne (la representación femenina de la República en el ideario francés) de mañana. Porque si somos capaces de ofrecerle condiciones para expresarse, se liberará de su velo y se convertirá en una francesa, religiosa si quiere, capaz de ser portadora de un ideal", añade el presidente.

Hollande reconoce que "hay demasiadas llegadas" de inmigrantes a Francia, personas "que no tendrían que estar" en el país.

Pero rechaza que la identidad francesa, uno de los temas preferidos de la extrema derecha y, en particular, de su antecesor en el cargo, Nicolas Sarkozy, deba ser defendida por la izquierda.

"La izquierda no puede ganar con el tema de la identidad, pero puede perder", señala.

A lo largo del libro, queda en evidencia el rencor que Hollande guarda a Sarkozy, a quien califica de "pequeño De Gaulle", de "conejo de Duracell, siempre agitado", obsesionado por el dinero y de quien detesta "su grosería, su crueldad, su cinismo".

"No distingue lo posible de lo imposible, lo legal de lo ilegal, lo decente de lo indecente. ¿Por qué tiene este vicio por el dinero? Se rodea de gente con dinero. El dinero, siempre pensando en el dinero", comenta.

Tampoco se olvida de señalar los problemas de Sarkozy con la Justicia, su imputación por la posible financiación ilegal de su campaña en 2012, la investigación por presuntas presiones a un juez o sobre la eventual financiación por parte del régimen libio de Muamar el Gadafi.

Pese a todo, Hollande asegura que pediría el voto para Sarkozy en caso de que pasara a la segunda vuelta de las presidenciales y se enfrentara entonces a la candidata de la extrema derecha, Marine Le Pen.

 

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