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Francia se prepara para "la gran huelga" en medio de trancas y recortes de transporte

Los sindicatos se dicen dispuestos a prolongar la prueba de fuerza durante todas las Navidades. El gobierno, por su parte, multiplica los llamamientos al «diálogo» sobre algunos posibles puntos del plan de reforma del sistema nacional de pensiones

Martes negro, campo de minas políticas, sindicales y sociales: bloqueo de la red nacional de ferrocarriles, cortes, retrasos y bloqueo del metro y todos los transportes públicos, tensión en la cúspide del Estado, prueba de fuerza capital entre Emmanuel Macron y los sindicatos del sector público.

Tras una jornada de infinitas complicaciones, en el metro y el resto de los transportes públicos, en París, la tarde del lunes dimitió Jean-Paul Delevoye, «alto comisario» gubernamental para la reforma del sistema nacional de pensiones. Había ocultado treces «empleos», benévolos y remunerados, provocando un escándalo inflamable, tratándose del primer responsable de la histórica reforma que enfrenta a Macron con los sindicatos del sector público.

Tras la dimisión de Delevoye, los sindicatos saludaron su respeto por «un hombre de diálogo». Pero sigue convocada, este martes, la gran jornada de huelgas, manifestaciones y protestas., reseñó el diario ABC.

Los sindicatos del sector público esperan la manifestación de centenares de miles de funcionarios, esencialmente, pidiendo la retirada del proyecto de reforma del sistema nacional de pensiones.

Están previstos atascos kilométricos para entrar y salir de la capital, donde metro y autobuses funcionarán mal o muy mal, con muchas líneas cortadas. La parálisis parcial del sistema nacional de ferrocarriles tendrá una importancia significativas en muchas actividades sociales y comerciales. Está por ver como pudiera funcionar la huelga en el tráfico aéreo.

Emmanuel Macron guarda silencio, pero sus portavoces oficiosos estiman que el presidente se manifiesta «sereno y determinado».

Los sindicatos se dicen dispuestos a prolongar la prueba de fuerza durante todas las Navidades. El gobierno, por su parte, multiplica los llamamientos al «diálogo» sobre algunos posibles puntos del plan de reforma del sistema nacional de pensiones.

La opinión pública asiste, inquieta, a la prueba de fuerza. No existe ninguna movilización del sector privado, ajeno a las movilizaciones del sector público, que puede dar la impresión de «paralizar» Francia bloqueando los transportes «controlados» por funcionarios.

La ausencia o escasez de trenes de cercanías, metro y autobuses complica mucho la vida diaria de millones de usuarios, víctimas del «duelo» en curso. En alguna de las principales estaciones de ferrocarril parisinas (Gare du Nord) se produjeron el lunes incidentes entre usuarios y funcionarios. En las carreteras de circunvalación de París y otras grandes ciudades los atascos kilométricos, en las horas punta, atizan una angustia social sorda.

La importancia de las manifestaciones y las movilizaciones de funcionarios, a lo largo de este martes, influirá en la imprevisible evolución de la crisis, inflamable, siempre.

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