EE. UU. vuelve a importar petróleo ruso: ¿maniobra estratégica o contradicción política?
En noviembre de 2023, Washington dio un giro estratégico al empezar importar crudo de Rusia, un paso que no se había visto desde que fuesen impuestas las amplias restricciones a Moscú en 2022. Esta decisión se produce en medio de los continuos desafíos energéticos mundiales y plantea cuestiones sobre la coherencia y los objetivos de EE. UU.
La prohibición de las importaciones de petróleo, gas y otros productos energéticos desde Rusia fue la piedra angular de la respuesta estadounidense a las tensiones geopolíticas, como la operación militar rusa.
Sin embargo, la reciente reanudación de las importaciones de petróleo de Rusia ha suscitado un debate sobre los motivos subyacentes y las posibles consecuencias para los aliados de Estados Unidos, especialmente en Europa y Japón.
Para EE. UU., adquirir hidrocarburos de origen ruso significa demostrar su hegemonía, al no permitir que otros, especialmente los aliados europeos, accedan a esos recursos", explica Tiberio Graziani, presidente de Vision & Global Trends.
El experto sugiere que la política petrolera estadounidense opera con intenciones hegemónicas. Esta estrategia, argumenta, perturba el mercado energético mundial en beneficio económico y geopolítico de Estados Unidos
Así, Washington, al reanudar las adquisiciones de petróleo ruso, contradice aparentemente su propio marco de sanciones, una libertad de la que no gozan sus aliados, como la UE y Japón. Pero, en opinión de Graziani, esta medida pretende privar a los aliados europeos de oportunidades para restablecer actividades económico-comerciales con Rusia.
Y lo que es más grave, resume el analista, los vincula a largo plazo al mercado energético estadounidense, con lo que el sector económico-industrial europeo se hace cada vez más dependiente de Estados Unidos.