El diario plural del Zulia

Dos arzobispos próximos al papa Francisco dirigirán la Iglesia católica española

El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española será el cardenal y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, mientras que el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, será el vicepresidente

Dos hombres próximos al papa Francisco fueron elegidos este martes para dirigir la Conferencia Episcopal Española durante los próximos cuatro años, después de una pugna con el sector más conservador del clero español.

El nuevo presidente será el cardenal y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, de 73 años, mientras que el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro (74 años) será el vicepresidente.

Omella está considerado por sus colaboradores como el hombre en España del papa Francisco, con el que mantiene, según aseguran, una relación habitual y en plena sintonía.

Cuando el Papa le nombró en 2015 arzobispo de Barcelona, los vaticanistas ya pronosticaron que era el hombre elegido por el Pontífice para reformar la Iglesia en España y cambiar el rumbo que dejó hasta 2014 el mandato de Antonio Rouco Varela, ya jubilado pero considerado como la gran figura de la Iglesia más conservadora.

Omella fue elegido por mayoría absoluta por voto secreto entre los 64 dirigentes eclesiásticos españoles. Se impuso así al resto de candidatos que sonaban para el puesto, entre ellos el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, y del sector conservador de la Iglesia española, y el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, próximo a Rouco Varela.

La nueva cúpula de la Iglesia católica española tendrá que bregar con cuestiones como el continuo descenso de fieles y de vocaciones religiosas, y también con asuntos políticos de gran calado en los que pueden entrar en conflicto con el actual Gobierno de coalición izquierdista, como la legalización de la eutanasia o la reforma de la financiación pública de centros educativos religiosos.

En este sentido, Omella señaló en su primera rueda de prensa tras ser elegido que tiene la voluntad de colaborar y dialogar con el Gobierno español, al que pidió que trate a la Iglesia con "dignidad y respeto", y recalcó que su institución "no quiere privilegios".

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