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1,5 ºC: el umbral de riesgo máximo de calentamiento global que los científicos dicen rebasaremos en 2027

El fenómeno de El Niño viene a complicar las ya difíciles condiciones y la poca efectividad de los protocolos de emisión de gases de efecto invernadero. Pero aún hay esperanzas.

En la lucha contra el cambio climático, hay una cifra que se ha vuelto crucial: 1,5 grados Celsius.

Superar este umbral tendría consecuencias irreversibles para el planeta. Ahora, los científicos han aumentado las probabilidades de que el calentamiento global supere los 1,5 grados Celsius para el año 2027.

¿Por qué ha ocurrido esto y cuáles serían los efectos resultantes?

Los científicos indican que las probabilidades de que esto suceda han aumentado en un 66% según la BBC Mundo.

Entonces, ¿por qué esta preocupación es mayor ahora que antes? La Organización Meteorológica Mundial, encargada de calcular cuándo se superará este umbral crítico, comenzó sus estimaciones en 2020. En ese momento, la probabilidad de superar los 1,5 grados Celsius en los próximos 5 años era del 20%, pero ahora estas probabilidades se han más que triplicado.

En las últimas décadas, el calentamiento global ha elevado las temperaturas de manera alarmante. En 2016, considerado el año más caluroso registrado, las temperaturas subieron 1,28 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. Los investigadores ahora afirman con un 98% de certeza que este récord será superado antes de 2027.

El profesor Adam Scafid, del Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido, señala que esta es la primera vez en la historia de la humanidad en la que nos encontramos tan cerca de alcanzar este límite. La preocupación radica en que mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 1,5 grados Celsius es el objetivo principal establecido por los países en el histórico Acuerdo de París en 2015.

Entonces, ¿cómo podemos lograrlo? Reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero liberado por la quema de combustibles fósiles, es imprescindible. Sin embargo, este objetivo aún está lejos de ser alcanzado.

Pero, ¿por qué han aumentado las probabilidades de superar esta temperatura clave antes de lo pronosticado? Por un lado, se encuentran las emisiones causadas por la actividad humana. Aunque los países han establecido metas según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, aún estamos lejos de lograr las emisiones negativas necesarias para cumplir con el objetivo climático. Por otro lado, está el fenómeno del Niño, un evento climático natural que no es causado por los humanos y del cual se tiene referencia al menos desde finales del siglo XIX y se espera que ocurra en 2023.

La combinación de emisiones y el fenómeno de El Niño pueden causar consecuencias climáticas significativas, al menos de manera temporal. La última vez que se formó El Niño fue en 2016, cuando contribuyó al aumento récord de las temperaturas globales, la pérdida de bosques tropicales, el blanqueamiento de corales, los incendios forestales y el deshielo polar, según informó BBC Mundo. Ahora los científicos creen que es probable que El Niño ocurra nuevamente y esté asociado con eventos climáticos extremos. Este fenómeno tiene la capacidad de alterar los patrones climáticos, lo que provoca que llueva en regiones áridas y haya sequía en regiones húmedas.

Pero, ¿cómo se puede explicar este fenómeno? El Niño es básicamente un cambio en la fuerza y dirección de los vientos alisios que soplan de este a oeste a través del océano Pacífico. Este cambio hace que el agua cálida que se encuentra en la parte occidental del océano Pacífico se desplace hacia las regiones centrales y orientales, lo que resulta en un aumento de las temperaturas oceánicas.

Como consecuencia, esto desencadena fuertes aguaceros e inundaciones, con implicaciones en el ciclo del agua a lo largo de la costa oeste de América del Sur, afectando a países como Perú y Ecuador. Sin embargo, El Niño también puede afectar las condiciones climáticas en otras partes de América del Norte y del Sur, así como en regiones como el norte de Australia, donde puede provocar sequías e incendios forestales.

Según Ángel Adames Corraliza, profesor de ciencias atmosféricas de la Universidad de Wisconsin, ya se han comenzado a ver indicios que predicen la ocurrencia de este fenómeno, según informa BBC Mundo. Por ejemplo, los medidores de temperatura oceánica ubicados en la región ecuatorial del Pacífico muestran un calentamiento desde la costa de Perú hasta casi llegar a la costa de Nueva Guinea. Dado el amplio alcance del área afectada, se espera que sea un evento de El Niño significativo. Otro indicador de la formación de El Niño es el cambio en la dirección de los vientos alisios.

Durante El Niño, los impactos tienden a manifestarse en forma de mayor calor y sequía en América Latina, especialmente en las laderas occidentales de los Andes. Además, el aumento de la temperatura del océano también conduce a una temporada de huracanes potencialmente más intensa. México y Hawái enfrentan un mayor riesgo de huracanes, mientras que la actividad de huracanes en el océano Atlántico disminuye.

Los científicos advierten que El Niño contribuye a un calentamiento significativo de la atmósfera, lo cual se suma al calentamiento global causado por las actividades humanas. Esta combinación, según alertan los científicos, llevará al planeta más allá del umbral crucial de 1,5 grados Celsius en los próximos años.

Pero los científicos también aclaran que, aunque esto es preocupante, lo más probable es que sea temporal y que aún se pueda actuar para revertirlo. La alerta está enfocada en tomar medidas cuanto antes porque si este aumento se sostiene durante una o dos décadas seguidas, traería como consecuencia olas de calor más largas y tormentas e incendios más intensos. Y entonces sí, la humanidad llegaría a un punto de no retorno para frenar el cambio climático.

 

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