El diario plural del Zulia

Sydia Reyes: “Mis obras son un grito de auxilio a la ecología”

Las obras de arte hablan de sus autores, introducen en el conocimiento de su intimidad y revelan la original contribución que ofrecen a la historia de la cultura”, frase célebre del papa Juan Pablo II.

Para la escultora venezolana Sydia Reyes el arte es un fuerte grito de auxilio contra las injusticias sociales, urbanas y ecológicas. Sus ideales alcanzan su máxima expresión hasta convertirse en maravillosas obras artísticas, en las que evidencia conmiseración por la falta de sensibilidad de una sociedad carente de valores y despreocupada por la preservación de la naturaleza.

Con la fuerte convicción de que “el arte tiene poder de transformación en la sociedad”, sus obras urbanas cargadas de connotación social embellecen las calles venezolanas y de otros países. Fue así que esta artista inició con la persecución de sus sueños a través de la intervención de alcantarillas.

La redimensión de este objeto común se convirtió en un canto a la vida y le abrió las puertas del éxito. Con un poco más de dos décadas de trabajo y alrededor de 200 obras escultóricas, sus obras trascienden fronteras en Estados Unidos, Panamá, Francia, Cairo, Colombia y China, donde recientemente fue galardonada por su escultura Salto Ángel.

Sin embargo, ella confiesa que las obras que le han dado más “libertad” son las que están inspiradas en el tema ecológico. Por ello, hizo de la serie Boceto para un bosque su lenguaje escultórico. La obra trata de representar un árbol con el propósito de alertar sobre la tala indiscriminada. Una de estas piezas está ubicada en Caracas y las otras dos en las ciudades estadounidenses Chicago y Wisconsin.

—¿Sus obras podrían ser consideradas como una protesta artística en contra de las injusticias?
—Pudiera ser, aunque la palabra protesta es muy fuerte. Simplemente critico las cosas que me conmueven. Mi prioridad es que mis obras sean congruentes con mi pensamiento. Desde niña dibujaba mucho y cuando me hice escultora afloró el sentimiento de ser una artista que critica las injusticias.

—¿Se identifica más con el estilo clásico o contemporáneo?
—Contemporáneo porque yo utilizo la mirada acrílica e irónica. Al comienzo me inspiré en los grandes maestros como Miguel Ángel, pero luego fui descubriendo nuevos artistas. Mis técnicas son variadas. Lo que me da más rapidez en desarrollar la idea son los metales. También trabajo con el bronce, ensamblaje, arcilla, porcelana y resina.

—¿Cómo descubrió su pasión?
—Yo soy hija mayor, y mi padre me dio la libertad de hacer lo que me gusta. Mis juguetes eran los lápices y el papel. Para mí no fue un riesgo ser artista, fue un deseo. El riesgo lo ven los demás porque la vida de un artista es difícil. Nuestros padres anhelan que seamos doctores o ingenieros.

—¿De qué manera sus obras transforman la sociedad?
—Mi mensaje siempre habla del hombre y el medio. Al principio puede haber gente que no la entienda, pero con el tiempo empieza a ser amable al público. La ecología es la vida. Si no creamos consciencia sobre el medio ambiente, lo vamos a perder. Yo he realizado una gran cantidad de árboles en forma de simbología porque tengo esa preocupación y a nivel mundial nos falta criterio para entender que esa es la vida del futuro del planeta.

—¿Fue un reto embellecer algunos lugares caraqueños que habían quedado en el olvido?
—Fue algo maravilloso. Cuando vi ese espacio en la autopista Caracas-La Guaira, comenté que era muy bello porque está rodeado de montañas. Además, es muy importante porque por allí pasan las personas cuando se van a otro país. Desde hace tiempo vengo trabajando con formas de árboles y decidí recrearlos en mi obra Testigo, pero con una dimensión mucho mayor.

—¿Por qué testigo?
—Porque este momento ha sido políticamente muy histórico y mi obra es testigo de lo que está ocurriendo en nuestro país.

—¿Cuán difícil es ser artista en Venezuela?
—Es muy complejo porque hay una cantidad de restricciones para comprar los materiales y realizar la obra. La escasez en el país nos dificulta hacer las obras y conseguir los materiales. Muchas veces no he ganado nada económicamente, simplemente las realizo por el simple placer de hacerlas.

—¿Han recibido apoyo del Gobierno?
—El lucro que he podido tener de ganancias por una obra de gran escala como Testigo fue nula. El dinero es simplemente para comprar materiales. En otros países eso tiene un costo, sin embargo, estoy muy satisfecha por la obra, a pesar de haberla realizado con mucho desgaste. Recuerdo que solo me dediqué a eso y me tocó trabajar en un sitio a la intemperie.

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