El músico Juan Vicente Torrealba cumple hoy 100 años de vida

Con su mirada de muchachito inquieto, Juan Vicente veía cómo los peones tocaban gloriosamente el arpa, el cuatro y las maracas. Su corazón latía más fuerte a medida que crecía su interés por el majestuoso sonido de los instrumentos. Sus ojos se volvían grandes y brillantes ante el impaciente llamado de la música.

Sin duda, Juan Vicente Torrealba estaba hecho para atender a ese llamado. Desde pequeño abocó su vida y su alma a la música, y lo más hermoso, a la de su tierra: Venezuela. El artista, ganador de un Grammy y creador de importantes obras criollas como La potra Zaina celebra hoy 100 años de vida, y Venezuela los celebra con él.

Disciplinado y trabajador. Así lo describe Carolina Torrealba, la menor de un nutrido grupo de 10 hijos que tiene el artista. Cuando habla de su padre, la voz de la mujer de 32 años sueña orgullosa, y no es para menos, pues no se trata sólo del ser que le dio la vida, sino de uno de los más importantes músicos de Latinoamérica.

“A pesar de que creció en un hato propiedad de la familia, papá hacia trabajos de obrero. Nunca flaqueó. Es todo un orgullo ser su hija”.

Escalando En el hato Banco Largo, como se llama la propiedad familiar, trabajó como becerrero y caporal. Más tarde fue administrador. Así también escaló en su trabajo en la música, que desemboca en 130 discos publicados y más de 300 composiciones.

A los 18 años hizo su primera presentación como guitarrista en Barinas. Más tarde, en Caracas la concertista de piano María Luisa Escobar le amplió los horizontes, y le ayudó a grabar su primer disco. Con este inició su grupo Los Torrealberos, integrado por varios familiares, incluido su hijo Santana, que para entonces tenía 7 años.

Por un tiempo acompañó con su arpa a Don Mario Suárez, con quien tuvo bastante aceptación. Para los años 70 se mantenía bastante activo, con presentaciones en todo el país.

Hace unos años se vio obligado a retirarse de la escena musical. En 2012 publicó el libro El Llano de Juan Vicente, en el que narra sus vivencias de niño en los llanos venezolanos. “Cuando se retiró se dijo ‘no voy a tocar más, pero tengo mucha historia que contar’, así que agarró la máquina de escribir y se sentó a echar sus cuentos. Después yo le pasé todo a computadora. Eso fue algo muy bonito”.

Escribió su segundo libro, esta vez directamente en una computadora. El material se llama Remembranzas y se trata de una autobiografía que aun no ha podido publicar.

Jocoso y familiar La historia retrata al artista y a sus logros. Cualquiera puede conocer el trabajo del Juan Vicente Torrealba músico y compositor, pero dentro de lo que muchos ven está el ser humano que Carolina conoce muy bien. “Le gusta comer en la mesa con todos y le encanta la historia. Es un hombre muy documentado. Con papá nunca hay un día aburrido. A pesar de que tiene su carácter, es jocoso y familiar, siempre tiene una anécdota que contar. Dice que siendo a penas un adolescente, se levantaba de madrugada y se empujaba a la sabana, a recorrer las tierras”.

Carolina revela que su padre maneja “muy bien” las redes sociales, y que está pendiente de revisarlas constantemente. “Nadie sabe que él maneja el internet. Lee los comentarios en sus cuentas @juanvtorrealba en Instagram y Twitter y me pide a mí que responda. Él me dicta lo que debo escribir, así que lo que publica viene de él, no soy yo quien maneja sus redes”.

Entre los más importantes Torrealba fue distinguido como una de las 100 Personalidades de América Latina del siglo XX. Para su hija es fundamental que lo que su progenitor realizó por el país no se olvide. “Es importante que sea reconocido por todo el trabajo que ha hecho en pro de la música venezolana”.

Si hay algo que puede pedir hoy como regalo para el cumpleaños de su padre es que la raíz criolla se siga esparciendo. “Hay que seguir proyectando la música venezolana en el mundo. Tenemos una riqueza hermosa que hay que mostrar. A los venezolanos les pido no olvidar el trabajo que con amor hizo Juan Vicente Torrealba”.

Sin duda, el hombre de carácter recio como llanero, pero amante de su familia y su país es un tesoro valioso para Venezuela y para su música. Con su trayectoria sembró amor y ejemplo. ¡Gracias, arpa centenaria!