El diario plural del Zulia

Los gloriosos días de la comedia venezolana quedaron atrás

Por muchos años, los venezolanos reservaban todos sus lunes a las 8 p. m. para una sola actividad: sentarse frente al televisor a disfrutar de la emisión estelar de la Radio Rochela, el programa humorístico transmitido por la extinta cadena RCTV (Radio Caracas Televisión) que lideró los ratings de la televisión venezolana por más de cuarenta años.

Radio Rochela parece un show utópico para las nuevas generaciones. Por 60 minutos los venezolanos se reían con el humor negro e inteligente característico de los populares sketches que componían cada capítulo. Era un humor que llevaba al público a reflexionar, entre risas, sobre todo lo que acontecía en el país. Memorables episodios como los Miss Chocozuela, Los Waperó, Flora y Hortencia, El Portugués, Rafucho El Maracaucho; o caricaturas de presidentes, escritores, cantantes, actores y hasta empresarios todavía hacen reír a los venezolanos, así sea desde los remotos recuerdos que todavía permanecen en su memoria.

Como el exitoso programa existieron muchos otros shows televisivos que, si bien nunca alcanzaron en ráting al primero, eran producciones humorísticas exitosas con buenos contenidos como Bienvenidos, o El Show de Joselo, programas que gozaban de alta popularidad entre el público criollo. En la actualidad, ya nada de eso queda. La época dorada del humor en la televisión venezolana decayó abruptamente desde el fin de Radio Rochela en el año 2007 con el cese de transmisiones de RCTV.

Estos exitosos programas, junto a sus formidables escenas y parodias de las situaciones cotidianas, políticas y culturales que acontecían en el país, desaparecieron de la parrilla de programación de la televisión venezolana para ser reemplazados por emisiones compuestas de un humor banal, burlesco, desprovisto de la riqueza del diálogo, la comedia seria y crítica que caracterizaba el humor de antaño.

Radio Rochela marcó el fin de una era que la comedia en la televisión venezolana no ha podido superar. El último programa humorístico que, de alguna manera, mantuvo los estándares de la comedia crítica venezolana fue Chataing TV, conducido por el animador Luis Chataing y transmitido por dos años a través de la cadena Televen hasta su salida al aire repentina por supuestas “presiones del gobierno” hacia el canal.

“El humor no huyó de la televisión venezolana, lo sacaron”, afirma Laureano Márquez, humorista y politólogo que comenzó su carrera como guionista y actor en los escenarios de la Radio Rochela.

“En la actualidad no existe nada que se le asemeje a la rochela. No existe nada que se le asemeje al humor crítico, político y de denuncia social” lamenta.

radiorochelaversionfinalMárquez considera que la televisión es la más afectada en cuanto a los shows de humor por la opinión generalizada idea que él opina ya caducó- de que esta plataforma llega a mucha más gente y tiene más fuerza que las demás. “Tenemos una televisión que está atemorizada. Vive bajo el miedo. Tener un programa de humor es muy riesgoso porque el humor es libre, no puedes censurarlo”.

El humor y el poder

El poder, a través de la historia, siempre ha parecido temerle al humor. El humorista venezolano Cayito Aponte razona que esto sucede porque “las personas creen más en quienes les dicen las cosas en broma de en quienes se las dicen en serio”; es decir, los discursos cómicos son más e caces en el público en comparación con las tradicionales alocuciones oficiales.

Sobre la situación actual, Cayito considera que la degradación del humor en la televisión se debe a la errada concepción que se ha formado de lo que significa hacer comedia.

“Muchos en Venezuela, especialmente en el poder, consideran que el humor es una burla cuando realmente no es así. El humor -el buen humor- es una caricatura, un homenaje a los personajes que representamos, no un insulto” contó Cayito Aponte a Versión Final.

El actor, que ahora se dedica al teatro y al canto lírico, relató que antes los políticos añoraban aparecer en la Radio Rochela y se sentían orgullosos cuando conseguían ser interpretados. “El presidente Ramón J. Velázquez me localizó solo para expresar su admiración por la interpretación que hice de él”, recuerda con nostalgia.

Quizás transcurra mucho tiempo antes de que el venezolano disfrute de nuevo de la calidad de la comedia local en sus televisores. Mientras, saciará su necesidad de buen humor por otros caminos, siempre con la nostalgia de encontrar, en esos nuevos escenarios, los ingredientes que tanto les hizo reír los lunes por la noche.

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