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Laureado cineasta filipino aporta su apoyo a Duterte

El director filipino Brillante Mendoza, ganador de varios premios en el festival de Cannes, puso su talento cinematográfico al servicio del controvertido presidente filipino Rodrigo Duterte, y advirtió a Occidente contra los juicios precipitados.

El cineasta, de 56 años, es una figura del cine mundial, premiado en círculos de cine independiente por la crudeza de sus filmes a la hora de mostrar la injusticia social y el sufrimiento de los pobres en su país.

A pesar de que muchos critican la política represiva y ultraviolenta de Duterte contra el narcotráfico, Mendoza aceptó filmar cortos de propaganda a favor de la misma y dirigió la filmación de un discurso del mandatario a la nación.

Para él la incomprensión suscitada en el extranjero por Duterte se debe sobre todo a las grandes diferencias "culturales" entre las sociedades occidentales y la filipina.

"Si alguien entiende la situación es el presidente", asegura Mendoza en la oficina de su productor en Manila, empapelada con carteles de sus películas más famosas aclamadas también en Venecia y Berlín. "Sé que mucha gente no respalda por completo lo que él quiere y lo que está haciendo ahora, pero si realmente vemos la situación real, ésta es la forma de hacerlo".

- 'No conocen al presidente' -

Duterte, de 71 años, ganó las elecciones filipinas en mayo con la promesa de matar a miles de criminales para erradicar el narcotráfico.

Desde su investidura en junio, la policía mató a más de 1.800 presuntos traficantes de droga y otras 2.600 personas murieron en circunstancias turbias, según cifras oficiales.

Fue durante la preparación de la película "Ma'Rosa", que ganó este año el premio a la mejor interpretación femenina en Cannes, cuando se dio cuenta de la gravedad del problema de la droga en el país.

"Pensaba que se concentraba en un barrio", dice el director. "Ignoraba que había un enorme problema de droga en el país".

El cineasta prefiere no hablar del aumento de las ejecuciones extrajudiciales en su país. "Cuando no tengo un conocimiento personal de una situación, no hablo de ella", arguye.

Y aconseja a los extranjeros que lo imiten. "No conocen al presidente", asegura. "Lo miran con la idea que tienen de la forma en que debe comportarse un presidente".

- 'Diferencia cultural' -

Abogado de formación, Duterte también se hizo famoso por sus exabruptos. Llamó "hijo de puta" al papa e insultó a numerosos líderes extranjeros.

"Nunca se ha visto a un presidente decir palabrotas en Estados Unidos. Pensamos que un presidente debe comportarse así", dice Mendoza. "Pero también hay que tener en cuenta de dónde viene".

Duterte es originario del sur de Filipinas donde se suelen emplear tacos, según Mendoza.

"¿Debe uno ajustarse a la forma en que el mundo quisiera que nos comportáramos?", se pregunta. "Hay una diferencia cultural (...). Miran a Rodrigo Duterte desde el punto de vista de alguien que vive lejos, en un país desarrollado". 

Según él, los asiáticos, entre ellos numerosos artistas, entienden mucho mejor al presidente filipino que los occidentales, cuya opinión está influenciada por los medios de comunicación.

De hecho, decenas de millones de filipinos respaldan a su presidente, convencidos de que la firmeza es necesaria para luchar contra los males del archipiélago.

"No estoy defendiendo la idea de que los pobres deban ser ejecutados", asegura el cineasta. "Pero al final no hay que mirar el problema de la droga desde un solo punto de vista".

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