El diario plural del Zulia

La red eléctrica no está preparada para resistir la furia del sol

Como con la pandemia y otras crisis anteriores, la falta de previsión nos pone en peligro ante la posibilidad de un evento solar extremo. Las eléctricas prefieren proteger su beneficio a protegernos a todos

arece que a las compañías eléctricas no les interesa invertir en la protección de sus redes de distribución ante un evento solar extremo como el que sabemos que ocurrirá en el planeta Tierra tarde o temprano. Un fenómeno que devolverá a la humanidad a la Edad Media a no ser que tomemos medidas, como contamos en el documental Control Z: la Gran Tormenta, que puedes ver sobre estas líneas o en YouTube.

Como con la pandemia y otros eventos anteriores, la falta de prevención y planificación nos deja a merced de la naturaleza mientras otros siguen llenándose los bolsillos, sin tomar en cuenta los peligros potenciales a los que se enfrenta toda la especie. En este caso son las eléctricas, de sobra conocidas por sus comportamientos y fraudes en todo el mundo.

Ésta es la conclusión a la que apuntan los expertos con los que hemos hablado durante tres meses de investigación. Sencillamente, si hoy ocurriera una tormenta solar extrema como un evento Carrington o un evento Miyake, cientos de miles de transformadores de todo el mundo quedarían inutilizados más allá de cualquier posibilidad de reparación o reemplazo. Y con ellos, caería toda la red eléctrica mundial, iniciando un efecto en cascada que derribará la civilización moderna en 72 horas, causando cientos de millones de muertos en pocas semanas, la pérdida total de la economía mundial, y la involución de la civilización a niveles preindustriales. Según estos expertos y sendos informes de la Academia Nacional de las Ciencias de EEUU y el Pentágono, la recuperación tardaría décadas porque no habría posibilidad de fabricar nuevos transformadores de alta tensión durante años.

Proceso de fabricación de un transformador de alta tensión

“Los grandes transformadores de alto voltaje, son probablemente el componente más vulnerable de la red eléctrica”, afirma John Kappenman, un experto en líneas de alta tensión y equipos eléctricos que lleva décadas asesorando al gobierno norteamericano y ha escrito varios informes científicos sobre el tema. “Están entre los aparatos más difíciles de fabricar en el mundo, con muy pocas fábricas que sean capaces de producir los transformadores de muy alto voltaje, por lo que se tarda de dos a tres años desde que se compran hasta que se entregan” debido a que tienen que conseguirse toneladas de materiales y su fabricación es extremadamente compleja. Si tienes un colapso de la red eléctrica como el que produce un evento solar extremo, afirma, sería imposible reanudar la producción de este tipo de máquinas: “Se necesitan suministros de prácticamente todo el planeta para reunir todos los componentes requeridos para construir estos dispositivos”.

Todo por la pasta

Sorprendentemente, las eléctricas prefieren ignorar los datos y las predicciones por un motivo: el coste económico y la subsecuente reducción de su beneficio. En vez de tomar medidas para proteger la vida de los ciudadanos y la economía, varios expertos nos cuentan que las eléctricas eligen el margen de beneficio cortoplacista.

Que las redes eléctricas no están preparadas para casi nada es algo que ya se ha comprobado en otras ocasiones, durante catástrofes naturales infinitamente menores, como la última crisis de la red eléctrica en Texas en 2012. O en Marzo de 1989, en Quebec, cuando una tormenta solar menor causó un gran apagón y demostró la falta total de preparación de la red. Ese episodio hizo que la Comisión Federal de Regulación de la Energía norteamericana ordenara a las redes eléctricas que tomaran las medidas necesarias para protegerse contra este tipo de eventos.

Desgraciadamente, aquello orden no tuvo efecto real en ninguna parte, ni en Canadá ni EEUU y mucho menos en el resto del planeta.

Los zorros cuidando de las gallinas

“Los reguladores federales de energía acaban de comenzar un proceso para preguntar a las compañías eléctricas de todo Estados Unidos que definan los estándares para defenderse contra [las tormentas solares extremas que suceden cada 100 años, los eventos Carrington]”, nos cuenta Kappenman. Pero las compañías de energía eléctrica, asegura, proponen escenarios que son “demasiado flojos para estos eventos”.

Las compañías esgrimen estudios al respecto como el de la compañía de seguros Lloyds, que afirma que los efectos de un evento Carrington no serían graves. Pero tanto Kappenman como todos los científicos que hemos consultado, afirman que las conclusiones del mismo son incorrectas y subestiman los efectos en varios órdenes de magnitud.

Para Kappenman, la industria se resiste por varios motivos. “Como cualquier grupo industrial grande, no están de acuerdo con las nuevas regulaciones que requieren gastos”, afirma. Es algo que se ha visto en muchas otras industrias, que tuvieron que ser forzadas a, por ejemplo, establecer sistemas de reciclaje de desechos tóxicos después de comprobarse que estaban envenenando y matando a la población. Sencillamente, la posibilidad de que tengan que gastar dinero en establecer sus medidas de protección — que ahora mismo son cero o casi nulas , ”es una regulación no deseada”.

Kappenman afirma que los gobiernos deberían endurecer su postura. Si se deja que las eléctricas establezcan el estándar, éste será demasiado débil para una tormenta tipo Carrington. “Dejarles decidir a ellos les permite gastar muy poco en endurecer su red. Y si cumplen con ese umbral de endurecer la red con un estándar muy débil, entonces ya no tienen ningún tipo de responsabilidad legal en caso de que se produzca una tormenta mucho más fuerte de lo que habían estimado”, afirma. “Tal vez es una forma cínica de demostrar que cumplen una normativa aunque realmente no cumplen la normativa que es realmenta necesaria. Una legislación blanda las blindaría contra demandas por negligencia en caso de que ocurran los peores escenarios”.

Coste mínimo en comparación con las posibles pérdidas

Hay varias soluciones para protegerlos, según los expertos. Quizás la más barata es la instalación de condensadores neutrales en las líneas de tierra de estos equipos, que podrían proteger los equipos cortando el circuito que una corriente eléctrica continua — generada por el campo geomagnético en interacción con la radiación electromagnética de una onda coronaria masiva — tendría en toda la red.

La estimación del coste de instalación de estos condensadores neutrales es de mil millones de dólares en todos los EEUU, dice Kappenman. El precio sería similar en Europa. Es un coste ridículo comparado con perder toda la economía mundial (o hasta 2.000 millones de dólares anuales, dice la Academia Nacional de las Ciencias de EEUU, si sucediera localmente en una región altamente poblada como la costa noreste americana).

Para el astrofísico y divulgador científico Ethan Siegel — que ha seguido con interés el tema durante años — todo se reduce al dinero. En Estados Unidos es prácticamente ilegal que una corporación priorice el crecimiento a largo plazo a expensas del beneficio inmediato, afirma. “Es ilegal que una corporación priorice cualquier otra cosa que no sea el pago de dividendos a los accionistas”, apunta. “Hay muchas cosas que deberíamos hacer de manera diferente, pero las personas con el dinero y el poder en [EEUU] están legalmente obligadas a no priorizar esas cosas”.

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